miércoles, 14 de septiembre de 2011

Curarnos de la enfermedad infantil del electoralismo


Compatriotas: Seguramente ustedes se preguntan: ¿porqué los pueblos árabes, que jamás han conocido la libertad y la democracia, han ido acabando con las tiranías que los oprimían, mientras que el pueblo venezolano, que disfrutó de libertad y democracia durante cuarenta años, no se rebela contra la tiranía comunista que, al maltrato, une la humillación por ser traidora a la patria? He aquí la respuesta: la oposición de partido, que monopoliza el espacio político, sufre la enfermedad infantil del electoralismo. Y se la ha contagiado al pueblo. ¿Tiene cura? Sí, la oposición de pueblo. Pero hay que organizarla.

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Padecen la enfermedad del electoralismo los políticos cuya estrategia se fundamenta exclusivamente en razones electorales. Se la considera infantil cuando se la padece en una tiranía. Es lo que ocurre con la oposición de partido desde 2002. Entonces abandonó la calle, donde había obtenido triunfos contundentes como el 11 de abril. El viraje al electoralismo acabó con la posibilidad de victoria del paro petrolero de 2003, el cual perdió su impacto insurreccional cuando unos muchachos con afán de figuración lo convirtieron en una ridícula solicitud de referéndum consultivo. El viraje al electoralismo llevó a la desmovilización general en 2004, dándose el absurdo de enviar al pueblo a su casa a esperar sentado el referéndum revocatorio porque la victoria era segura. Fue un disparate estratégico, que provocó el reflujo de masas que dura ya siete años.  De este modo el régimen comunista, bajo la dirección de Cuba, tuvo el camino abierto para avanzar sin obstáculos, usando como maniobra de distracción a elecciones sucesivas con resultados previsibles por el fraude y el ventajismo.

El electoralismo persistente e incorregible ha minado la resistencia del país con promesas que nunca se cumplen: seguro ganamos el revocatorio y fue mentira, seguro ganamos las presidenciales de 2006 y fue mentira, seguro ganamos gobernaciones y alcaldías que resultó en otra gran mentira, segurito que ganamos la Asamblea Nacional y así controlamos al gobierno. Otra gran mentira. La oposición de partido vive en una fantasía onírica. Por eso la llamo enfermedad infantil, que lamentablemente ha contagiado a  muchos que prefieren soñar antes que pisar la realidad, ya que soñar no requiere esfuerzo. Basta con cerrar los ojos.

¿Cuál ha sido la consecuencia del electoralismo? Una sola y definitiva: legitimar la  tiranía comunista, dándole la estabilidad necesaria y el tiempo suficiente para ir implantando el comunismo, sin ningún obstáculo, bajo la guía de la monarquía comunista cubana, a la cual sirve como gobierno títere, siempre con las apariencias de una democracia. ¿Qué se ha ganado con el electoralismo? Nada, excepto puestos para burócratas. No se ha ganado espacio para la democracia, sino cargos para los políticos. El electoralismo no ha impedido que el comunismo avance, que los cubanos se apoderen de Venezuela, que la tiranía se endurezca y en general que los problemas se agraven para sufrimiento de todos; por el contrario, el electoralismo ha facilitado que nuestras condiciones de vida empeoren, debido a que el régimen comunista no ve reacción ni resistencia por ninguna parte. Los políticos se la pasan entretenidos jugando el videojuego electoral, uno tras otro, mientras el pueblo está llevando coñazo parejo. 

El videojuego de moda es la elección presidencial de 2012, con el señuelo de que seguro la vamos a ganar. Otra fantasía. Vacunemos al pueblo contra el electoralismo. Tengamos claro que de El Tirano sólo nos librarán Dios y la oposición de pueblo. Dios porque es el dueño de la vida y de la muerte. ¿Y la oposición de pueblo, qué? Hay que organizarla. Todos sabemos cuáles son los problemas que angustian a la gente y por los cuales ya está protestando. Los problemas se amontonan y caen sobre el pueblo como una losa. Pero estos problemas son consecuencia del comunismo importado de Cuba. A la reivindicación démosle un contenido ideológico. Empatar problemas con ideología, he ahí la clave, para ir al punto neurálgico. Y no descartar ninguna forma de lucha. Aprovechar cualquier resquicio para la toma del poder.

Sólo Dios y el pueblo en la calle pueden ponerle fin a la tiranía comunista. Dios sabrá lo que va a hacer. A nosotros nos toca organizar la oposición de pueblo, para trasladar la lucha de lo electoral a lo social, insertando la participación electoral como una más de las formas de lucha.

¿Dentro o fuera de la MUD? Dejo la pregunta en el aire.

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