Cada uno asuma el
liderazgo de su entorno preparándose para la activación progresiva de
la desobediencia masiva
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En la batalla decisiva por
América Latina, que se libra en Venezuela, las fuerzas democráticas han tomado
ventaja. La narco-tiranía comunista ejercida por el gobierno títere está
arrinconada. 1) No tiene apoyo internacional. Todos los países democráticos la
condenan. La opinión pública mundial la rechaza. 2) No tiene apoyo popular. El
pueblo está en contra suya por el colapso de la economía y la hiperinflación
causante del empobrecimiento general. 3) Carece de legitimidad. Está vigente el
acuerdo de la AN fechado en octubre del año pasado que declaró roto el orden
constitucional, lo que obliga a todos los ciudadanos, civiles y militares,
investidos o no de autoridad, a restablecer su vigencia comenzando por
desconocer la autoridad de Maduro. 4) La presidencia está constitucionalmente
acéfala o vacante desde el 9 de enero cuando la AN declaró a Maduro en falta
absoluta por abandono del cargo, convirtiéndose desde entonces en usurpador. Y
lo seguirá siendo hasta que entregue el cargo a quien designe la AN para que lo
ejerze durante 30 días, que es el lapso fijado por la Constitución para la
elección del que deba ejercerlo hasta el 10 de enero 2019 cuando vencerá el
período presidencial en curso. 5) También están acéfalos o vacantes los cargos
ocupados por magistrados principales y suplentes del TSJ cuyos nombramientos
fueron revocados por la AN el año pasado, teniéndoseles desde entonces como
usurpadores. 6) La Iglesia Católica, poder fáctico, se ha definido contra la
tiranía, y en forma categórica ha llamado a la lucha.
Al gobierno títere de
Cuba, presidido por Maduro, sólo le queda de sostén el Alto Mando Militar, el
poder fáctico armado. Pero el Alto Mando Militar es apenas la aristocracia de
la FAN. Y las rebeliones de 1945 y 1958 demostraron el divorcio que suele
existir entre esta aristocracia y la que podríamos llamar mesocracia militar,
que son los cuadros medios con mando de tropa. En las actuales circunstancias
falta únicamente que la mesocracia militar se sume a las fuerzas democráticas
para ganar la batalla decisiva.
El modo de lograr su
incorporación, como se demostró en 1958, es adoptar la estrategia de la
desobediencia civil activa y masiva, para cuya dirección conviene constiuir un
comando estratégico integrado por los partidos de LA SALIDA y la sociedad
civil. Hablo de los partidos de LA SALIDA porque son los probados
no-colaboracionistas. Proclives a esta alianza veía hasta ahora a María Corina
Machado y VV, junto con Antonio Ledezma y su ABP. Celebro ahora ver en esta
misma línea al VP de Leopoldo López. Es lo que deduzco de las últimas
declaraciones Freddy Guevara. Faltaría formalizar la alianza con la sociedad
civil representada por los asociaciones de independientes que ya existen
nacionalmente y en estados, municipios y parroquias. Lo que uniría a todos es
la consigna simple: LA SALIDA ESTÁ EN LA CALLE, pero la calle como expresión de
la DESOBEDIENCIA CIVIL ACTIVA Y MASIVA, adaptada a una estrategia de combate
cuyo fin sea definir victoriosamente la batalla decisiva con la alianza
cívico-militar.
En una tiranía no se
pueden dar instrucciones ni de estrategia ni de organización por los medios de
comunicación social. En una tiranía la resistencia debe ser clandestina, las
intrucciones secretas y las movilizaciones sorpresivas. Adelanto únicamente que
el enemigo no está preparado para la guerra de movimientos al estilo popular.
Sus fuerzas se manejan al estilo clásico: actúan como en las batallas del siglo
XIX. No actuemos nosotros del mismo modo. Estudien ustedes las estrategias que
aplicamos los del 58 contra la anterior tiranía y las aplicadas después por la
primavera árabe y antes por Toledo en Perú. Ahí encuentran la guía para el
presente.
Y, por último, asuma cada
uno el liderazgo de su entorno (familia, vecinos, colegas, compañeros) y espere
el llamado.
LIBERACIÓN NACIONAL Y
NO-REELECCIÓN (209)
@petitdacosta
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