martes, 21 de marzo de 2017

Con la Carta hemos visto que los colaboracionistas son una plaga


En octubre pasado la Asamblea Nacional declaró, mediante acuerdo vinculante, que está roto el orden constitucional por un Golpe de Estado (autogolpe) dado desde la presidencia por Nicolás Maduro Moro, a quien posteriormente, el 9 de enero de este año, declaró en falta absoluta por abandono del cargo, entre otros motivos por estar fuera de la Constitución. En ejecución de su acuerdo, la Asamblea Nacional debió hacer la participación correspondiente a la OEA y a todos los gobiernos de América, procediendo de inmediato a activar el proceso previsto para cubrir la vacante o acefalía de la presidencia de la República.
La AN no hizo nada de eso, faltando a su deber constitucional, cuya consecuencia ha sido que desde el 9 de enero del presente año la presidencia de la República continúe siendo ocupada por Nicolás Maduro Moro, en calidad de usurpador de funciones públicas.
Ante la ruptura del orden constitucional declarada expresa y formalmente por la AN, así como también por la acefalía o vacancia de la presidencia de la República al ser declarada la falta absoluta por abandono del cargo, el señor Secretario General de la OEA decidió dar cumplimiento al deber que le impone la Carta Democrática Interamericana de 2001 de presentar un informe ante el Consejo Permanente a los fines de lo dispuesto en el artículo siguiente:
 “Artículo 19.- Basado en los principios de la Carta de la OEA y con sujeción a sus normas, y en concordancia con la cláusula democrática contenida en la Declaración de la ciudad de Quebec, la ruptura del orden democrático o una alteración del orden constitucional que afecte gravemente el orden democrático en un Estado Miembro constituye, mientras persista, un obstáculo insuperable para la participación de su gobierno en las sesiones de la Asamblea General, de la Reunión de Consulta, de los Consejos de la Organización y de las conferencias especializadas, de las comisiones, grupos de trabajo y demás órganos de la Organización.”
Ahora bien, la Carta Democrática Interamericana fue ratificada por Venezuela el mismo año 2001, durante la presidencia de Chávez, y en consecuencia se incorporó a la Constitución vigente, con arreglo a lo dispuesto en el Art. 23 que dispone: “Los tratados, pactos y convenciones relativos a los derechos humanos tienen jerarquía constitucional y PREVALECEN en el orden interno, en la medida en que normas sobre su goce y ejercicio más favorables a los establecidos en esta Constitución y en las leyes de la República, y son de aplicación inmediata y directa…”
Por consiguiente, la Carta Democrática Interamericana es norma interna de la República con jerarquía constitucional, prevaleciendo sobre las demás normas jurídicas en cuanto garantiza una situación más favorable para los venezolanos en la protección de sus derechos, cuando está roto el orden constitucional, máxime estando la presidencia de la República ejercida por un usurpador a cuyo servicio se encuentran los demás poderes públicos, excepto la AN, y cuyo poder reside en el apoyo de la FANB a su tiranía.
Al formar la Carta parte de la Constitución, la AN debió proceder: 1) A invocarla para la aplicación conjunta con los Arts. 333 y 350 (CONTRAGOLPE CONSTITUCIONAL)  que ordenan restablecer el orden constitucional, con apoyo militar; y, 2) A solicitar de la OEA su colaboración para  restablecer el orden constitucional ante el desacato a la AN por el usurpador Nicolás Maduro Moros y el ilegítimo TSJ, si la FANB le mantuviera su apoyo actuando como partido político armado en violación de la Constitución.
La AN no ha tenido iniciativa alguna, paralizada porque en su seno predominan títeres y colaboracionistas. No se ha movilizado siquiera para apoyar activa y entusiastamente al Secretario General de la OEA y manifestarse de acuerdo con su propuesta, lo que significaría hacer cumplir las propias decisiones de la AN tomadas en octubre.  Una vez más la AN ha quedado como un teatro colaboracionista, que simula ser oposición para engañar ocultando que ya ha pactado con Maduro dejarlo hasta 2019.

Sin duda, los colaboracionistas son una plaga. La peor plaga que tenemos desde hace años.

NARCOTIRANÍA COMUNISTA 26                     20-03-17


1 comentario:

  1. Usted lo ha dicho y es verdad. Apenas ganaron las elecciones, Borges, Capriles y Ramos dijeron que a Maduro había que dejarlo mandar hasta el 2019 Que el hecho de ser colombiano no importaba. El mismo diciembre ya Capriles empezaba hacer campaña para el revocatorio. El revocatorio sirvió para excusa de retrasar cualquier intento de salir de Maduro. Se dejaron sacar a los diputados de Amazonas después de ser proclamados. Con esa mayoria podíaan cambiar un TSJ ilegal e ilegítimo y nunca lo hicieron. También pudieron cambiar el CNE, y no lo hicieron. Ahora andan detrán de un CNE cubano, de rodillas implorando unas elecciones. Eso es un circo, para dar más tiempo. A esos elementos tenemos que llamarlos por sus nombres, y declararlos ENEMIGOS DE VENEZUELA.

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