El 6D hubo un levantamiento cívico contra Maduro y su régimen, cuya
salida es la orden terminante dada por el pueblo a los diputados electos
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Los 112 diputados electos han recibido un mandato.
Pero no un mandato representativo que los limitaría a la cohabitación con
Maduro, sino un mandato imperativo: salir de Maduro. Los electores no votaron a
favor de ellos sino contra Maduro. Dieron una orden indubitable y categórica que
ratificaron con la mayoría aplastante para que los mandatarios electos no
tengan excusa para incumplirla. No fue una votación cualquiera, sino un
“levantamiento cívico” contra Maduro y su régimen. La señora Tintori lo ha
entendido correctamente al decir a la prensa extranjera: “No podemos esperar
2019 para echar a Maduro del poder.” Y también la señora Machado: “la renuncia
de Maduro es lo que pide el país”.
La causa del mandato ha sido la promesa de cambio radical
y profundo hecha en la campaña por los electos, que sólo puede cumplirse
saliendo de Maduro. Si nuestro sistema político fuera parlamentario la misma
Asamblea Nacional haría el cambio en enero eligiendo un nuevo presidente. Pero
como tenemos un sistema presidencial la Asamblea no elige al presidente pero sí
puede forzar su salida para dar cumplimiento al mandato imperativo, ya que con
Maduro de presidente es imposible el cambio. La Asamblea no puede resolver la
gravísima crisis económico-social que padece el país, porque la política
económico-social es atribución del presidente. La Asamblea no puede darnos la
seguridad que reclamamos, porque la política de seguridad es atribución del
presidente y las fuerzas de seguridad están bajo su mando. La Asamblea no puede
disolver y desarmar a las bandas paramilitares que llaman colectivos, porque es
atribución del presidente como comandante en jefe de la FAN. La Asamblea no
puede acabar con la escasez y la hiperinflación, para que no haya colas, porque,
como ya dije, la política económica es atribución del presidente. La Asamblea
no puede darnos un adecuado servicio de salud, porque es atribución del
presidente. La Asamblea no puede darnos una educación pública de excelencia,
porque es atribución del presidente. Y así por consiguiente. Lo peor de todo:
la Asamblea no puede acabar con la vergonzosa sumisión a Cuba y expulsar a los
agentes cubanos en el gobierno porque es atribución del presidente, por lo cual
la Asamblea seguirá siendo órgano de la administración colonial que encabeza el
gobierno títere. No siendo soberano el país, tampoco lo ha sido la Asamblea
actual ni lo será la recién electa. Es nuestra mayor vergüenza que los
diputados ocultan no hablando de ella. Tendremos de nuevo soberanía,
recuperando la dignidad nacional, cuando salgamos del gobierno títere encabezado
por Maduro. Mientras no lo hagamos, Venezuela seguirá siendo satélite de Cuba,
incluyendo a la Asamblea que sería de colaboracionistas. Exactamente: será una
asamblea de colaboracionistas sino rompe la atadura colonial con Cuba saliendo
de Maduro, su títere.
No sólo es que con Maduro en la presidencia se hace
imposible el cambio. Es que además habr á un conflicto permanente de poderes que impedirá
atender los problemas del país y de la gente, con la urgencia que la gravedad
demanda. Este conflicto de poderes irá degastando a la Asamblea Nacional. Hay,
pues, que actuar desde ahora, exigiéndole a Maduro la renuncia ya. Desde luego,
cabe esperar que no lo haga. Entonces, si no renuncia espontáneamente, deberían
los diputados anunciar y comprometerse a que, apenas se instale la Asamblea, será
designada una comisión parlamentaria encargada de investigar la legitimidad de
origen de Maduro: 1) Si cumple con el requisito de la nacionalidad, para lo
cual se le obligará a presentar su partida de nacimiento y las de sus padres,
para examinarlas a los fines de establecer si es venezolano por nacimiento y no
tiene doble nacionalidad; y, 2) El acta de defunción de Chávez con el informe
médico para saber cuándo, dónde y de qué murió, a los fines de establecer si
está viciada de inconstitucionalidad la sucesión presidencial de 2013. Esto no
puede dejar de hacerse porque sería una traición a los electores. Los diputados
no tienen excusa para abstenerse de exigirle la prueba de su legitimidad de
origen. Es su deber constitucional.
Salir de Maduro es la prioridad absoluta de los
diputados en cumplimiento del mandato imperativo. O sale Maduro o terminarán repudiados
por el pueblo que los eligió.
LIBERACIÓN Y NO-REELECCIÓN (148)
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