lunes, 5 de noviembre de 2012

Insistiendo en el debate



No son los políticos los afectados por la derrota. Ellos tienen sus curules, sus gobernaciones y sus alcaldías. Somos los ciudadanos las víctimas de sus errores, lo que nos autoriza a exigir el debate que se nos niega, pero en el cual insistimos.
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La “nueva política” asumió la responsabilidad de dirigir la oposición en la pasada elección presidencial. Por consiguiente, la “nueva política” debe cargar con la responsabilidad de la derrota y sus consecuencias catastróficas. En la democracia existe la responsabilidad política. La de los gobernantes se hace efectiva mediante el juicio político y el voto de censura. El modo de hacerla efectiva en la oposición es el debate al que obliga la democracia interna, en el cual se haga la crítica de los errores y se establezcan responsabilidades. Cuando no hay posibilidad alguna de hacer efectiva la responsabilidad política, no hay democracia. No la hay si los gobernantes no responden de sus actos, sobretodo de los arbitrarios y despóticos. Y más grave aún, cuando tampoco en la oposición hay posibilidad alguna de hacerla efectiva porque, al igual que el gobierno, se niega el debate interno. Es lo que pasa en Venezuela: la negación absoluta de la democracia porque ni gobierno ni oposición admiten la responsabilidad política. Son políticamente irresponsables, en el sentido de que no responden por sus errores, el gobierno ante el pueblo porque no hay instituciones y la oposición ante sus seguidores porque no hay democracia interna.
La “nueva política” fracasó en la elección presidencial, porque no entendió lo que estaba en juego. No entendió que estamos bajo una tiranía. Es una tiranía porque no tiene frenos y contrapesos. El Tirano tiene bajo su control y dominio absoluto todos los poderes. Es una tiranía además por la reelección indefinida de El Tirano que lo convierte en presidente vitalicio, valiéndose del ventajismo y el fraude. Por no entenderlo perdió la oportunidad de aprovechar la campaña electoral para una movilización nacional anti-reeleccionista. No entendió tampoco que la tiranía es un gobierno títere que ha convertido a Venezuela en país satélite de Cuba. Por no entenderlo perdió la oportunidad de aprovechar la campaña electoral para una movilización nacionalista por la liberación nacional, para liberarnos de Cuba. No entendió que esta tiranía fue instaurada por Cuba para transformar a Venezuela en un país comunista a su imagen y semejanza, lo que se propone hacer de inmediato, antes de que la muerte de Fidel o de El Tirano, si fuere el caso, trastornen el plan. Por no entenderlo perdió la oportunidad de aprovechar la campaña electoral para un gigantesco movimiento anticomunista. No entendió que los agentes venezolanos al servicio de Cuba forman una oligarquía depredadora, que ha saqueado grosera y descaradamente a Venezuela, enriqueciéndose sin medida. Por no entenderlo perdió la oportunidad de transformar la campaña electoral en un movimiento de masas contra esta oligarquía cipaya de nuevos ricos.
La “nueva política” no entendió que estaba en juego la supervivencia de los venezolanos, demócratas o no. Para los venezolanos es cuestión de vida o muerte vencer a la tiranía comunista, a Cuba y a su oligarquía cipaya, porque si no lo hacemos perderemos definitivamente la libertad, perderemos la patria y perderemos nuestras propiedades y nuestro futuro por el comunismo. Así debió decírsele a los electores siguiendo el consejo de Sun Tzu en “El Arte de la Guerra”: “Colócalos en una situación de posible exterminio, y entonces lucharán para vivir. Ponles en peligro de muerte, y entonces sobrevivirán. Cuando las tropas afrontan peligros, son capaces de luchar para obtener la victoria.” Puestos en esta disyuntiva, los afectados habrían hecho lo imposible por conseguir la victoria, desde luego de primero el líder. En palabras de Sun Tzu: “El CAMINO significa inducir al pueblo a que tenga el mismo objetivo que sus dirigentes para que puedan compartir la vida y la muerte sin temor al peligro.”
Por no entender que, por lo que estaba en juego, esta era una batalla decisiva, que si se perdía le abría las puertas de par en par al comunismo, la “nueva política” cometió un error de principiante: pelear sólo en el terreno del enemigo, el electoral, donde éste tiene todas las ventajas por el ventajismo y el fraude, sin montar un plan B, tal como lo hicieron los demócratas peruanos para derrocar a Fujimori.

2 comentarios:

  1. Se ve razonable el planteamiento; demasiado razonable para ser de jesús Petit da Costa. Pero, como siempre, el ex magistrado plantea un suicidio o una labor extrema.

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