La hora de la verdad
Por: Rafael del Pino • Publicado el 30/09/2012
Hace seis años traté este tema viendo venir la tragedia que
se avecinaba a los hermanos venezolanos. Hoy quiero volver a tocarlo porque en
octubre de este año Venezuela se salva o se hunde. Como verán, las
observaciones están basadas en las propias experiencias vividas al lado de
Fidel Castro como uno de sus generales.
Lo hago guiado por mi amor a Venezuela y a los venezolanos a
los cuales me uní siendo un adolecente de 19 años en el alzamiento contra la
dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Me motivó escribir cuando leí la noticia de que Fidel Castro
presidía la ceremonia de graduación de una promoción de militares venezolanos
de la Escuela Superior del Ejército “Libertador Simón Bolívar”, que lo había
elegido como padrino de graduación.
“Para Cuba es un gran honor, un verdadero privilegio, la
decisión de ustedes de realizar este acto en nuestro país”, afirmó durante la
ceremonia, celebrada en la sede del Consejo de Estado, en La Habana, según
informó el diario oficial Granma.
Luego le entregó la Medalla Fraternidad Combativa y el
título que acreditaba como oficiales a los 74 militares. Además, obsequió al
general Eduardo Antonio Centeno Mena, director de la institución castrense, una
réplica del “Granma”, gesto retribuido con un submarino en miniatura de la
Armada venezolana y dos bastones de mando.
Todo este trajín de la oficialidad venezolana visitando
Cuba, los buques de guerra en visitas amistosas, los grupos de pilotos
“intercambiando experiencias” y lo que falta por ver es solo una repetición de
una vieja película de los años 70, un re-run como le dirían en Hollywood.
Cambian sólo nombres de Generales y de navíos. En aquella oportunidad fue el
Buque Escuela de la Armada chilena “Esmeralda”, en esta oportunidad es el
“Goajira” T-63.
Probablemente los guiones del show cambien poco.
Micrófonos por doquier en las habitaciones en que se
hospedan para saber qué hablan entre sí, visitas a instituciones militares
vitrina, pioneritos dándoles vivas y poniéndole pañoletas, cantándole himnos de
“seremos como el Che” y por supuesto no faltarán las noches de Tropicana con
sus mulatas de fuego y los ríos de ron para que suelten las lenguas.
¿Exagero?
Bueno, déjenme comenzar con el grupo que visitó Cuba
encabezado por el General chileno Anaya Castro en 1972.
Mas de cuarenta altos oficiales enviados por Salvador
Allende para poder nosotros lavarles el cerebro en Cuba.
La flor y nata del anticomunismo de las Fuerzas Armadas
chilenas llegó en aquel avión.
Entre ellos nada menos que el Coronel Roberto Souper el famoso
jefe del regimiento de tanques de Santiago de Chile que se lanzó contra La
Moneda el 29 de junio de 1973 protagonizando lo que se conoció como “El
Tancazo”, tres meses antes de que Pinochet se decidiera cortar por lo sano.
¿No dicen que una imagen vale mil palabras?.
Pues veamos esta interesante foto.
De izquierda a derecha el General Arnaldo Ochoa jefe del
Ejercito Occidental (fusilado por Fidel Castro en 1989), el General Senén
Casas, Fidel Castro, el autor de este artículo General Rafael del Pino, el
General Chileno Anaya Castro y Victor Drake, el jefe de la Dirección Política
del MINFAR en aquella época. Ahora fíjense bien en el rostro de otro oficial
entre Castro y yo. Ese es el famoso Coronel Roberto Souper, el hombre del
“Tancazo”. Pero, ¿qué hacia este alto
oficial chileno en medio de estas importantes maniobras del ejército cubano en
el extremo occidental de la isla de Cuba?
Simplemente, enviado por Allende para ser “salvado” por
nosotros. Habíamos preparado unas maniobras sin precedentes al costo de varios
millones de dólares para impresionar a los militares chilenos.
Solo la pérdida del MIG-21PFM tripulado por el Capitán
Evelio Bravo Martín se llevó un millón y medio de billetes verdes.
¿Valía la pena el desbordante derroche de estas maniobras y
la presencia constante de Fidel como anfitrión en una delegación militar que no
tenía ningún nivel de visita de Estado? ¿Sirvió de algo la conversación de más
de cuatro horas que Roberto Souper tuvo que aguantarle al máximo líder toda una
madrugada destapando ni se sabe cuántas botellas de vino?
Quedó claro después que el Coronel Souper fue quien trajinó
al comandante en aquella ocasión prometiéndole apoyar a Allende para después
hacer todo lo contrario lanzándose a los pocos meses con su regimiento de
tanques sobre el Palacio de la Moneda.
Recuerdo que el corretaje fue tremendo en Cuba. A revisar
las grabaciones ocultas que se hicieron de todos estos oficiales en sus
habitaciones del antiguo hotel Habana Hilton, a llamar a las mulatas de
Tropicana que tiraron sus bailecitos con los agraciados, a revisar los informes
rendidos por los oficiales cubanos encargados de adoctrinar a la oficialidad
chilena. Y por último la inquisición:
¡Que me los traigan que quiero hablar con todos ellos!
Pobre general López Cuba, encargado de atender directamente
a Roberto Souper. Le cayó arriba un bombardeo más grande que el que le cayó en
los combates de Bahía de Cochinos
¡Comemierda, ¿cómo no te diste cuenta de lo que tenía en
mente ese hijo de puta?! tronó la voz de Fidel en el salón de reuniones del
cuarto piso del MINFAR.
Los adoctrinadores estábamos todos con el rabo entre las
patas.
Por suerte para mí los Coroneles Jaime Stay y Jorge Vargas,
que me tocó atender aquellos días, no participaron en el Tancazo. Meses después
cuando le entraron a bombazos a La Moneda ya se sabía que todo estaba perdido
en Chile y la reacción fue menos violenta contra nosotros.
Los primeros años de esa década del 70 fueron de una febril
actividad por parte de Castro en su propósito de penetrar ideológicamente al
estamento militar latinoamericano.
Con los militares peruanos se siguió un patrón similar que
con los chilenos.
A los que nos tocó tomar parte en la ejecución de sus planes
lo mismo se nos veía llevando en un vuelo especial al General Leónidas
Rodríguez a Panamá para entrevistarse con Torrijos, que acompañando al Primer
Ministro General Mercado Jarrín a una velada en Tropicana o montándome en un
avión MIG-21 de dos plazas para llevar de paseo al Coronel Cesar Enrico Praeli,
posible candidato a General y Jefe de la Fuerza Aérea Peruana según los propios
cálculos de Castro. Para los que a veces menosprecian la intuición del
gobernante cubano valga decir que 10 años después de su predicción el Coronel
Cesar Enrico Praeli no era solamente General del Aire sino Jefe del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas Peruanas.
Vuelo demostrativo al General peruano Cesar Enrico Praeli
Después del revés sufrido en Chile y más tarde el golpe de
perder sus esperanzas con Perú al verse traicionado por el General Morales
Bermúdez quien entrega el poder a los civiles en contra de sus consejos, Castro
continúa su febril actividad de levantar un bastión en tierra firme del
continente. Los Sandinistas le dan esa oportunidad y Nicaragua se convierte en
punto central de la guerra fría en el continente hasta que el rechazo del
pueblo nicaragüense a la desastrosa política colectivista de los Sandinistas
dio al traste con el régimen de los hermanos Ortega.
He tratado de sintetizar lo mayor posible para no hacer este
trabajo tan extenso que los haga perder el interés de una cuestión tan sensible
e importante como entender la necesidad que siempre han tenido los gobernantes
cubanos de mantener bajo su tutela a países y personajes que le financien sus
reiterados fracasos económicos, políticos y sociales.
Lo hago en aras de dedicar el centro del análisis a la
obsesión casi enfermiza que desde el propio año 1959 desarrolló Fidel Castro
por Venezuela.
¿Casualidad? En su mente no hay espacio a la casualidad. La
casualidad es un lujo que no es aceptable para el gobernante cubano. Sólo la
planificación meticulosa, fría y calculadora puede dar la victoria y ay de
quien ose salirse de ella.
En los casos de Chile, Perú, Panamá, Nicaragua o Granada
existía el precedente de consenso por parte de los gobernantes de esos países
para la intervención y presencia cubana en sus asuntos internos, pero las
invasiones llevadas a cabo contra Venezuela por parte de los más aguerridos e
importantes Generales cubanos como Arnaldo Ochoa, Raúl Menéndez Tomasevich,
Ulises Rosales del Toro y hasta el guardaespaldas personal de Fidel Castro
Antonio Briones Montoto -muerto en combate en el desembarco por Machurucuto el
8 de Mayo de 1967- apuntaban a que Venezuela era la plaza por excelencia para
llevar a cabo el plan continental de conquista.
Ni siquiera la aventura del Che en Bolivia pudo contar con
ningún general cubano del calibre y la talla de los Ochoa, Tomasevich o
Rosales.
¿Razones? Múltiples. El episodio de Bolivia fue una de esas
oportunidades que le encantan al Comandante para matar dos pájaros de un tiro.
Su primer propósito: crear un objetivo diversionista. Esta es una estrategia
muy usada en el arte militar donde se trata de confundir al enemigo haciéndole
creer que esa es la dirección principal por donde vienen los tiros. En la
primera guerra del golfo el jefe de la coalición de tropas aliadas general
Norman Schwarzkopf simuló todo un desembarco anfibio por las costas de Kuwait
para confundir a las tropas de Saddam Hussein mientras el grueso de las fuerzas
irrumpían desde la frontera de Arabia Saudita y cortaban al ejército Iraquí en
dos, desguazándolos mas tarde.
El segundo objetivo del episodio de Bolivia fue por supuesto
deshacerse del otro caudillo iluminado. No hay cabida bajo un mismo techo para
dos caudillos iluminados. Mucho menos en un proyecto continental tan bien
planeado por Fidel Castro. Por lo tanto el caudillo que pretendió convertir a
cada cubano en un hombre nuevo, en una especie de San Francisco de Asís de la
Revolución, debía ser sacrificado. Alfil por peón para allanar el camino al
jaque.
Pero volvamos a Venezuela. ¿Por qué precisamente Venezuela?
¿Por qué no, digamos Brasil donde existían selvas majestuosas excelentes para
desarrollar las teorías del foco guerrillero? ¿Por qué no Guyana? ¿Por qué no
Costa Rica, Guatemala, Belice o hasta el propio México, que están tan cerca de
las costas cubanas? Estoy hablando de invasión de la flor y nata de generales
cubanos, no de los focos guerrilleros que proliferaron en otros países como
Colombia donde sólo se apoyó con entrenamiento y armas.
Sencillamente por la misma razón por la que fue Angola el
único país africano que tuvo que soportar un ejército de ocupación de más de
50,000 cubanos durante 15 años. Las aventurillas del Congo, de Guinea, de
Argelia, de Yemen eran como Bolivia, simplemente acciones diversionistas. A mí
me llamó mucho la atención una reunión que sostuvimos el General Colomé Ibarra
y yo con Samora Machel en Maputo a solicitud del presidente Mozambiqueño a
principios de 1978.
Samora Machel había solicitado a Fidel Castro la presencia
de tropas cubanas en su territorio para defenderse de una posible agresión de
África del Sur. Por aquellos días el gobierno racista de Rodesia, hoy Zimbabwe,
había ejecutado innumerables acciones de ataque a campamentos del ZANU en
territorio de Mozambique y Samora pedía a gritos ayuda, incluyendo pilotos para
que le volaran varios escuadrones de MIG que los soviéticos le habían
suministrado.
Hasta que despegamos de la Habana en el vuelo de Aeroflot yo
pensé que se trataba de una visita seria, pero ya en el propio vuelo Colomé se
encargó de hacerme comprender que era una visita para cubrir las formas. Que
Samora Machel viera que el Comandante atendía sus preocupaciones, pero que en
realidad no se concretaría nada.
Dije inicialmente que me llamó la atención esta reunión con
el presidente de Mozambique y su Estado Mayor porque la misión nuestra en
África según Fidel Castro era proteger a los africanos de las agresiones de los
racistas surafricanos. Mozambique estaba siendo atacado constantemente por los
rodesianos, poseía una frontera totalmente vulnerable con Sudáfrica e
indudablemente estaban mucho más indefensos que Angola.
¿Por qué Angola sí y Mozambique no? Por lo mismo que
Venezuela sí y Brasil no. Por un solo denominador común que lleva el nombre de
Petróleo.
Quizás alguien pueda preguntar, bueno, ¿y Etiopía qué?
Etiopía fue una de las grandes palas de la guerra en África.
Digo pala porque hasta unos meses antes del enfrentamiento las tropas somalíes
eran asesoradas por los cubanos, encabezados por el Coronel Librado Reina
Beritán, jefe de la Misión Militar cubana en Somalia. Sabíamos perfectamente la
composición de sus unidades, las posibilidades combativas, sus puntos débiles,
sus reservas de proyectiles, los defectos de sus jefes, en fin no tenían la más
remota posibilidad de aguantar nuestro arrolladora maquinaria militar
suministrada por los soviéticos, y nos daban en bandeja de plata la oportunidad
de dejar boquiabiertos a todo el tercer mundo.
El conflicto Etíope-Somalí era una bronca ancestral entre
ambos países que no tenía nada que ver con nosotros. Pero nos hacía falta un
gran show. Un espectáculo que al mismo tiempo que embarcara a los soviéticos en
la aventura africana le demostrara a ese complejo mundo africano la
invencibilidad de la maquinaria bélica cubana. Todo se preparó tras bambalinas
y el show se dio de acuerdo al guión. Hasta los soviéticos se tragaron la
píldora y como siempre la prensa sensacionalista occidental sacó de
proporciones la breve campaña del Ogaden. Al igual que Herbert Mattews en la
Sierra Maestra 20 años antes, esa prensa servía nuevamente para allanar el
camino a la idea estratégica de Fidel Castro.
Necesariamente tenemos que referirnos a varios de estos
episodios paralelos porque ellos nos ayudan a atar cabos que de alguna manera
se nos pueden quedar sueltos.
Ya sabemos que los objetivos de Venezuela y Angola tienen un
denominador común que es el petróleo. Pero, ¿no tenía Castro todo el petróleo
que quisiera por parte de los soviéticos?
No exactamente. A partir de la Crisis de los Mísiles
Nucleares de 1962 en que Krushov pacta con Kennedy ignorando totalmente a Fidel
Castro, las relaciones con el gobierno soviético comenzaron a deteriorarse a un
ritmo muy rápido llegando a su punto más bajo precisamente cuando el Comandante
traza su estrategia de invadir Venezuela y apoyar a todos los movimientos
guerrilleros que allí luchaban por el poder.
¿Coincidencia? Hemos visto que la coincidencia y la
casualidad no existen en el diccionario de Fidel Castro. Para esa fecha las
presiones de los soviéticos por controlar todo en Cuba llegaron al punto que la
aviación completa de combate tuvo que ser paralizada con una medida muy simple.
Los neumáticos de repuesto de los MIG dejaron de entrar y los aviones sin
neumáticos no vuelan. Por su parte el Che en su función también de caudillo
iluminado lanza en Argelia la teoría de los dos imperialismos, echándole más
leña al fuego a las ya deterioradas relaciones con el Kremlin. Los embarques de
petróleo comenzaron a atrasarse, las piezas de repuesto para la tecnología
soviética también empezaron a escasear. Y para mayor desgracia los reveses
sufridos por los cubanos que invadieron Venezuela eran cada vez mayores. Las
rencillas y antagonismos con los nacionales venezolanos que mostraban
independencia de criterios se hicieron más agudos y todo parecía que se hundía
hasta que una coyuntura mundial le proporciona a Fidel Castro la toalla
salvadora. Las tropas soviéticas invaden Checoslovaquia en 1968 y el apoyo
irrestricto de Fidel Castro a aquel crimen tan horrendo le volvió a ganar la
confianza del Kremlin.
El apoyo a la invasión de Checoslovaquia proporciona un breve
respiro para poder cicatrizar las heridas de la derrota en Venezuela. No hubo
que esperar mucho, los militares portugueses de la Revolución de los claveles
en 1974 abren nuevamente la oportunidad dorada. Al año siguiente nuestras
tropas estaban protegiendo los yacimientos de petróleo de Cabinda e
irónicamente nuestro ejército “comunista” garantizando la seguridad de todas
las compañías “imperialistas” y sus empleados radicados en el enclave. No fue
ninguna casualidad que los primeros y más aguerridos contingentes de militares
cubanos llegaran a Cabinda a través de Punta Negra en el Congo antes de los
contingentes que rechazaron los ataques de Luanda. La capital podía perderse.
Lo que no podía perderse era Cabinda.
Durante la invasión y ocupación de Angola por más de 14 años
no fue necesario el empleo abierto de ese petróleo. El suministro soviético
estaba garantizado y Angola quedaba como un “sidepocketing” como le dicen
algunos gringos a cualquier reserva de emergencia. Los cubanos le llamamos “por
si las moscas”.
Castro desde muy temprano aprendió algo muy importante y es
que sólo con la subvención total de un proyecto social, ya sea por una potencia
mundial que asuma esa responsabilidad como ocurrió con la extinta URSS o por
los recursos financieros que emanan de la riqueza natural más importante del
planeta, es posible quebrar la voluntad de las personas y convertir a pueblos
enteros en parásitos del Estado.
No fue sólo la famosa frase de “Condenadme, no importa, la
Historia me absolverá”, la otra lección aprendida por Castro copiando la frase
de Adolfo Hitler en el proceso de Munich en Noviembre de 1923: “Los jueces de
este Estado pueden tranquilamente condenarnos por nuestro proceder. La
historia, como diosa de una verdad superior y de un derecho mejor, ella, sin
embargo, alguna vez, sonriente, romperá en pedazos esta sentencia para
absolvernos a todos de culpa y expiación”.
Y no es tampoco extraña coincidencia que el Putsh de Munich
en 1923, el Moncada de 1953 y el de Venezuela el 4 de febrero de 1992 sean tan
similares.
Por el Mein Kampf Castro aprendió también que el fascismo
puede llegar al poder por las urnas y mantenerse a base de chovinismo. Todo lo
que se necesita es suficientes recursos para apretar la tuerca de forma tal que
la rosca no violente los niveles de supervivencia ni proporcione demasiado
espacio para que se acumulen pensamientos empresariales malsanos que puedan dar
cabida a ideas independientes del poder totalitario.
Venezuela es el terreno perfecto para el experimento. Por
una parte 100,000 barriles de petróleo diarios a 103 dólares el barril como
cerró en el mercado en el día de hoy representan diez millones y medio de
dólares que cada mañana entran a las arcas del gobierno cubano para sostener la
madriguera del proyecto. Eso es suficiente para darle un poco de energía
eléctrica a la población cubana, venderles algunas ollas de presión y de paso
permitirles comprar un poco de chocolate en polvo.
Garantizado el puesto de mando y control en la mayor de las
Antillas se puede entonces continuar por el camino de la “Liberación” del
continente.
Pero, ¿No se decía que no puede haber dos caudillos
iluminados bajo un mismo techo?
Y ¿quién ha dicho que aquí hay dos caudillos iluminados? Hay
solo uno. El señor presidente de Venezuela es un aprendiz que hace todo lo que
puede por parecerse a su maestro. Ojalá pueda dedicar unos minutos a leer estas
cortas memorias y a reflexionar hasta que abismo está conduciendo a su país.
Quizás la enfermedad de Fidel Castro que lo ha convertido en
un guiñapo humano y ahora también la enfermedad de Chávez logren salvar al
pueblo venezolano.
Pero continuemos con la estrategia de “Liberación” del
continente. Por lo pronto ya se tienen los petrodólares que garantizan
prescindir de esa clase empresarial que tiende a ser tan “atravesada” de los
grandes proyectos. Ya se puede ir equiparando a todos los venezolanos a un
nivel aceptable de miseria donde puedan comer, vestirse, curarlos y por
supuesto muy pronto brindarles también gratis el entierro como en Cuba. Ah, pero
nada de esto se puede hacer sin disponer de una buena cantidad de esos
petrodólares para crear un estamento militar y burocrático que aplaste
cualquier “incomprensible inconformidad con tan altruista idea”.
Aquí entró a jugar su importante papel el verdadero caudillo
iluminado.
- “Hugo, mándamelos por grupos de las diferentes ramas de la
FAN, yo me encargo de pasarlos por el filtro y después decirte quien es buen
candidato y quién no. Quién se merece tu beneplácito y a quien tienes que darle
una patada por el trasero. Yo tengo buena experiencia en estos trajines y
puedes tener la completa seguridad que esta vez no me va a ocurrir lo que me
pasó con el Coronel Roberto Souper.
Ah, y de paso ve desapareciendo todos esos archivos con los
nombres de los militares venezolanos que cayeron por enfrentarse a nuestros
heroicos internacionalistas. Con Ochoa y Tomasevich no hay que preocuparse pues
los tengo tres varas bajo tierra pero el diablo son las cosas y no vaya a ser
que mi ex ministro del azúcar el General Ulises Rosales del Toro tenga que
hacerles una visita de ayuda a la industria azucarera y algunos de los
familiares de esos muertos se pongan pesados. No te confíes que la lista no es
corta. Desde los primeros caídos como el SubTte Abelardo Estrada Vale hasta los
Capitanes Ernesto Báez Gonzáles y Jesús Eduardo Ávila Paoli hay unas cuantas
docenas de oficiales sin contar los soldados que cayeron frente a nuestros
gloriosos internacionalistas.
Pero para ir al seguro manda a alguna de mi gente que te
cuida para que desaparezca el Cuadro de Honor levantado entre un roble y un
samán en el patio de ejercicios de la Academia Militar de Venezuela donde
aparece los nombres de toda esa gente. Apúrate Hugo que cambiar la historia no
es fácil y toma tiempo”.
Señor presidente de Venezuela tire una mirada a esos cerros
que rodean a Caracas y piense por un momento lo que usted podría hacer por esos
infelices con los diez millones y medio de dólares que usted pone diariamente
en las arcas del gobierno cubano. Aunque ya no pueda recuperar jamás esas
exorbitantes cifras, rectificar es de sabio, y el pueblo de Venezuela se merece
un destino mejor.
Señor Presidente de Venezuela, le recomiendo también cuando
tenga una oportunidad que le pregunte al Presidente de Angola José Eduardo Dos
Santos lo que significa un ejército extranjero ocupando prácticamente el país,
sin poder decidir cuándo decirles que se vayan. Averigüe como comenzó aquella
pesadilla con algunos instructores cubanos, algunas graduaciones de angolanos
como la que se hizo con oficiales venezolanos.
Todo empieza como algo simbólico, como algo muy sano, como
una “ayuda fraternal internacionalista” y se termina con regimientos blindados
rugiendo por autopistas y carreteras. Agustino Neto cruzó esa línea maldita que
separa el camino empedrado de las buenas intenciones con el infierno. Cuando
quiso dar marcha atrás murió inexplicablemente en un salón de operaciones de
Moscú. Veo que a usted ya prácticamente se le hace imposible el retroceso con
la enfermedad que tiene. Pero si decide rectificar no cometa el mismo error de
Agustino Neto, viaje a Houston y atiéndase en la Clínica de los Hermanos Mayo,
antes de viajar otra vez al CIMEQ. Nadie sabe cuando se podrá escuchar el parte
oficial cubano “Hicimos todo lo posible por salvar al émulo de simón Bolívar”.
Y si el ego le ha prendido demasiado fuerte, no se preocupe, el parte oficial
cubano dirá que usted solicitó que le trajeran una bandera venezolana para
abrazarse a ella antes de lanzar el último aliento. No le hablo en broma señor
Presidente, nosotros somos expertos en esos finales de película. ¿No recuerda
aquel parte oficial brindado por los medios radiales y escrito de Cuba de que
los últimos cuatro cubanos se habían inmolado abrazados a la bandera cubana en
Granada cuando la invasión yanqui?
Cuando leía la noticia de los agasajos de Fidel Castro a los
oficiales venezolanos graduados me vino necesariamente a la mente la noche en
que despidió también en el Palacio Presidencial a los oficiales chilenos. Cada
uno de ellos obtuvo también su réplica del yate Granma, pero fue más lejos y a
cada uno se le obsequió con un fusil AK-47 dedicado con una placa de oro
grabada en la culata con el nombre y la firma de Fidel Castro. Sabemos que
Allende se suicidó con uno similar que le regaló Fidel. Sería interesante saber
si el Coronel Roberto Souper llevaba el suyo el día del Tancazo.
SINTESIS BIOGRAFICA GENERAL RAFAEL DEL PINO
Nació en Pinar del Río, Cuba, el 22 de septiembre de 1938.
Se une al movimiento revolucionario 26 de julio a los 17
años de edad en Diciembre 1955.
Enviado a prisión en 1956. Sale al exilio en Venezuela en
diciembre de 1957.
Participa en el alzamiento contra el dictador Marcos Pérez
Jiménez en Caracas, Venezuela. Es herido y encarcelado en la Seguridad Nacional
hasta el 23 de Enero de 1958 en que cae la dictadura.
Entra clandestino en Cuba a mediados de 1958 y se une al
Ejercito Rebelde de Fidel Castro en las montañas de Cuba. Termina la guerra con
el grado de 1er Teniente.
Ingresa en la Fuerza Aérea en enero de 1959 y comienza el
entrenamiento de vuelo. Participa en la Batalla de Bahía de Cochinos en abril
de 1961. Derriba dos bombarderos B-26 de la fuerza aérea invasora y participa
en el hundimiento del buque Houston y varios medios de desembarco de tropas.
Cumple un total de 25 misiones de combate en tres días. Por su participación en
la Batalla de Bahía de Cochinos es considerado por Fidel Castro junto a los
otros 6 pilotos sobrevivientes como Héroe de Playa Girón.
Asistente del Comandante en Jefe Fidel Castro para la
aviación durante la crisis de los mísiles en octubre de 1962
1963-1965 pasa la Academia Superior de Guerra de la Fuerza
Aérea “Yury Gagarin” en la URSS.
1965-1968 Jefe de la Defensa Antiaérea y Fuerza Aérea de la
región Oriental de Cuba.
1968 Escribe el libro “Amanecer en Girón”, recibiendo el
premio de literatura de las FAR.
1968 Primera misión internacionalista en el norte de Vietnam
como asesor.
1975 Segunda misión internacionalista en Vietnam del Sur
1975-1977 Jefe de la Fuerza Aérea del primer cuerpo
expedicionario en Africa.
1983 Ascendido a General de Brigada.
1984 Director del programa “Maestros del Combate
Aéreo”(Equivalente al Red Flag de USA).
1985 Ascendido a Sustituto del Jefe de la Defensa Antiaérea
y Fuerza Aérea del país encargado de la Seguridad de los vuelos y el control
del espacio aéreo.
1986 Desilusionado con los fracasos del régimen comunista y
el empecinamiento de Fidel Castro de mantener un Cuerpo Expedicionario en
Angola al costo de miles de vidas de jóvenes cubanos, se convierte en un
crítico de la intervención militar cubana en Africa. Colmando su paciencia el
aterrizaje forzoso que realiza su hijo Rafael en una selva de Zaire que casi le
cuesta la vida.
1987 Rompe definitivamente con el régimen y escapa con toda
su familia en un Cessna 402 bimotor volando hacia Estados Unidos.
Actualmente vive en un lugar de Estados Unidos.
Muy bueno... mas claro no canta un gallo
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ResponderEliminarEl tiempo es el mejor amigo del hombre se encarga de darle la razón a quien la tiene. Lastima que un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción. La biblia enseña que los pueblos se pierden por falta de conocimientos. Excelente su nota.
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