Compatriotas: A los comunistas en el poder hay que decirles
que, con motivo del vacío que dejará El Tirano, y con mayor razón si su
enfermedad es un teatro demente, están en una encrucijada: seguir transitando
el camino cubano que los llevará a la perdición o tomar el camino chino, que
será su salvación y la del país porque dejarán de ser una secta destructiva
para convertirse en una fuerza positiva. ¿Cuál es el camino chino y cómo
tomarlo?
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El camino chino se resume en la frase: un país, dos
sistemas. Un país gobernado por comunistas, vale decir, una tiranía comunista,
pero con una economía capitalista, a la cual no llaman así por razones
políticas, sino “economía de mercado socialista”. Se trata de una modalidad de
economía mixta que armoniza la existencia de empresas públicas y privadas, de
capital nacional o extranjero, compitiendo bajo reglas de juego claras y
confiables.
El sector público de la economía se centra en las industrias
básicas, mayoritariamente propiedad de la República, como lo eran en la vieja
democracia, pero con una peculiaridad: compiten entre ellas en un sistema de
precios establecidos por el mercado. Así la competencia determina la
eficiencia.
El mayor impulso económico de China se lo ha dado la
apertura a las inversiones extranjeras, por lo cual las transnacionales se han
establecido allí, con un enfoque dirigido hacia las exportaciones a través de
incentivos tributarios, acompañados de fuertes inversiones públicas en
infraestructuras para un desarrollo sostenido; mecanismos de formación de
precios, mercados de capitales y propiedad privada, propios de una economía
capitalista, como vías para mejorar la eficiencia de los viejos monopolios públicos
y crear un tejido industrial privado con un coste laboral competitivo.
A consecuencia de la implantación de la economía
capitalista, abierta a la inversión extranjera a la cual se le brinda
protección y seguridad, China es, desde 2008, la segunda potencia económica
mundial sólo superada por EE.UU., el mayor exportador mundial y el segundo
importador mundial de bienes. China es el país de mayor crecimiento económico
mundial, con una tasa media anual de aumento del PIB, en los últimos treinta
años, de más del 10%.
El viajero proveniente del Tercer Mundo se impacta con lo
que ve en la China emergente: un país pujante, en el cual se respira
prosperidad; un pueblo dedicado al trabajo, en lugar de vivir de las limosnas o
misiones del gobierno, disciplinado, atento, bien vestido, que al mismo tiempo
disfruta de su bienestar; unas ciudades ordenadas, seguras y limpias, incluso
adornadas con flores; unos mercados bien provistos a los cuales concurren
millones de compradores; una infraestructura de carreteras, calles y servicios
públicos en estado óptimo; un tránsito de vehículos modernos en el transporte
público; un transporte subterráneo puntual, rápido y de última generación;
rascacielos cada vez más altos; hoteles de todas las cadenas internacionales;
millones de chinos viajando, haciendo turismo nacional; seguridad en las calles
a todas horas del día y de la noche; millones de chinos paseando, cantando y
bailando en los bulevares; y ,en fin, una sensación de optimismo general por el
desarrollo económico en ascenso sostenido. Calculan que, para 2015, más de 500
millones de chinos habrán ascendido a la clase media, planteando un desafío de
infraestructura turística mundial.
Organizar y ordenar a 1.600 millones de chinos, acostumbrados al
desorden del pasado, al opio y al juego, e irlos pasando progresivamente de la
miseria a la prosperidad, es sin duda un caso exitoso de adaptación de la
teoría comunista a la etapa de la globalización de la economía. Precisamente lo
contrario de la estupidez cubana y de la imitación demencial de El Tirano.
¿Cómo tomar el camino chino? Haciendo lo que hicieron los
comunistas chinos. Al desaparecer Mao Tse Tung, liquidaron la “Banda de los
Cuatro”, que eran los bandidos que habían rodeado al difunto, y dieron el gran viraje en la economía. Surgió Deng
Xiao Ping, quien puso de moda esta frase tan explícita: “no importa que el gato
sea blanco o negro, lo que importa es que cace ratones.” Significa que un
sistema económico se mide por el rendimiento y la eficiencia.
A los comunistas que nos gobiernan se les presenta una
oportunidad idéntica. ¿Quieren sobrevivir y redimirse? Hagan lo mismo que
hicieron los chinos: apartado o ido El Tirano, liquiden su “Banda de los
Cuatro”, que ustedes saben quiénes son, y den el viraje hacia la economía de
mercado. No necesitan poseer el valor personal y la calidad intelectual de Deng
Xiao Ping. Basta una ambición de poder y un cerebro mediano que les permita ver
que la clave del éxito está en rodearse de talentos.
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