Compatriotas: En la Venezuela de Pérez Jiménez, en el Perú de Fujimori, en el Túnez de Ben Alí y en el Egipto de Mubarak fue el pueblo en la calle el que puso fin a la tiranía. Lo hizo con una masiva desobediencia civil. Es éste el Plan B, que ahora, usando una palabra de moda, podemos llamar la rebelión de los indignados, indispensable aquí para tomar el poder.
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Para ponerle fin a una tiranía comunista, como la que padecemos, y tomar el poder, los demócratas deben tener un Plan B. Si no lo tienen están perdidos. Y no sólo deben tenerlo, sino algo más importante: ponerlo en práctica. No excluye la participación electoral, pero si la condiciona hasta convertirla en ocasión para el desenlace. La usa para crear el clima que lo provoque y para que sirva de detonante.
El Plan B consiste en motivar, organizar, unir y dirigir la rebelión de los indignados contra la tiranía comunista. ¿Quiénes son los indignados? Son las víctimas reales o potenciales del régimen, que organizadas y dirigidas como una fuerza, no sólo ejercerían la legítima defensa de sus derechos, sino pondrían fin a la tiranía. Son, pues, la totalidad de los venezolanos excluyendo únicamente a la oligarquía comunista a la cual hay que desalojar del poder.
¿Cómo se convertiría a los indignados en el factor determinante de la caída de la tiranía comunista? Poniendo el acento en la lucha social de manera tal que la participación electoral sea uno de los escenarios de ésta. Para medir la dimensión de la masa de indignados, hagamos esta clasificación tentativa:
1) Los desposeídos. Son las miles de familias afectadas por el despojo de sus propiedades mediante invasiones, ocupaciones y confiscaciones mal llamadas expropiaciones. Los que han perdido terrenos, casas, apartamentos, edificios, empresas, haciendas, hatos, sin procedimiento judicial y sin recibir indemnización alguna.
2) Los amenazados. Son los millones de venezolanos, con sus respectivas familias, víctimas potenciales de la tiranía comunista porque tienen un terreno para construir, una vivienda en alquiler, una pensión o posada, un apartamento vacacional, un cuarto sin habitar porque el hijo creció y se casó, una hacienda en producción, un negocio en funcionamiento, un empleo decente y, en fin, porque tienen algo que motiva la envidia de los comunistas. Están también los que tienen un empleo decente en cualquiera de las propiedades en peligro.
3) Los desempleados. Según el régimen, el 9,5% de los trabajadores están en desempleo abierto, sin ningún trabajo. Se calcula en 1.300.000. Los sub-empleados o informales, no menos del 45% de la fuerza de trabajo, que son unos 6 millones. En total, 7 millones de trabajadores desempleados o sin empleo decente.
4) Los frustrados. Son, por una parte, los trabajadores de las empresas confiscadas que fueron utilizados para pedir el despojo del empresario, creyendo en el cuento de que sería para el pueblo, y han visto que en su lugar hay una camarilla rapaz e inepta que se ha apoderado de la dirección de la empresa. Y, por la otra, los que celebraron la intervención en las viviendas en construcción, confiados en que les aceleraría la entrega de la suya, y han visto que ha sido peor el remedio que la enfermedad.
5) Los desamparados. Son los millones de víctimas de las bandas de delincuentes, convertidas en instrumentos del régimen comunista para saquear y amedrentar al ciudadano común y crearle una psicosis que lo lleve a huir del país. Incluye a las familias de los secuestrados, heridos, asesinados, atracados, golpeados y robados.
6) Los sacrificados. Son los millones de venezolanos víctimas del saqueo de la Nación por la oligarquía comunista, al cual se debe la depreciación indetenible de la moneda, la inestabilidad de los precios, la inflación galopante y la escasez de alimentos. Los sacrificados somos todos los que tenemos que ganarnos el pan con el sudor de la frente, mientras la oligarquía comunista se enriquece groseramente robando.
6) Los desesperanzados. Son los centenares de miles de profesionales, técnicos y estudiantes sin futuro por culpa del comunismo.
7) Los traicionados. Somos todos los venezolanos porque el régimen comunista ha convertido a Venezuela en colonia de Cuba, ha entregado la frontera occidental a los colombianos con los guerrilleros, ha regalado el Esequibo a Guyana y ha hipotecado la riqueza nacional con los chinos.
8) Los arrechos. Somos todos porque no aguantamos más las condiciones en que estamos viviendo: apagones, suciedad, malandros, vulgaridad, huecos en calles y carreteras, dificultad para todo, servicios públicos inservibles, metro que no anda, tren que choca, aviones que se caen, aeropuertos sin baño y, por si fuera poco, unos comunistas arrogantes, retrecheros y malhablados.
Conclusión: la rebelión de los indignados es el Plan B.
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