lunes, 11 de abril de 2011

El cerrojo está puesto: ¿quién tumbará la puerta?

El Tirano le ha puesto el cerrojo a la puerta de salida con la reforma de la FAN, que privilegia a las milicias, el ejército privado que está bajo sus órdenes directas para que actúe en el supuesto de que falle el fraude electoral. ¿Quién de la oposición está dispuesto a tumbar la puerta volando el cerrojo?
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Para tumbar una puerta con cerrojo se necesita un ariete. Así llamaban en la Antigüedad a la viga larga que se empleó para batir murallas. ¿Cuál sería el ariete esta vez? Desde luego, el mejor ariete se llama pueblo. ¿Cómo se convertiría el pueblo en ariete? En un proceso de tres etapas: primero crear conciencia, después agitación y finalmente entrar en acción. Son los tres pasos clásicos del movimiento de masas.
Dentro del plan de construcción del comunismo, encomendado a la FAN por la ley de El Tirano (léase exposición de motivos), las milicias “bolivarianas” tienen una misión concreta: ser el brazo armado del comunismo que, como tal, impida por una parte que un demócrata asuma el poder si acaso falla el fraude electoral; y, por la otra, neutralice a los militares profesionales que se atrevan a hacer cumplir la Constitución. Las milicias no existen para enfrentar una invasión extranjera. Existen para asegurar la perpetuación de El Tirano en el poder contra la voluntad popular.
¿Qué procede hacer entonces respecto a las milicias? Una sola cosa: exigir su disolución inmediata. Así mismo, sin titubeos. Argumentos jurídicos sobran para reforzar los argumentos políticos. Las milicias son inconstitucionales, porque la Constitución no las incluye en la FAN como un quinto componente. Al ser inconstitucionales, están fuera de la ley. No son FAN y no pueden serlo. Al no ser ni poder serlo, son una fuerza para-militar. No están al servicio de la Nación, sino de El Tirano, en calidad de ejército privado que él manda directa y personalmente obviando la estructura jerárquica. Como tienen por finalidad su perpetuación en el poder, condición indispensable para implantar el comunismo, son el ejército irregular del Estado paralelo al constitucional, el que denominan Poder Popular o Poder Comunal. Las milicias son la fuerza armada de los alzados contra la Constitución, que han montado su República aparte, distinta a la institucionalizada en la ley suprema. ¿Cómo se haría su disolución? Simplemente derogando el capítulo respectivo de la ley orgánica. 
Hay, pues, dos fuerzas militares. La legítima y la ilegítima, la regular y la irregular. Ambas tienen un Comandante en Jefe, que deviene en ilegítimo por dos motivos: porque lo es como jefe de un cuerpo para-militar (las milicias) y porque, respecto a la FAN, desnaturaliza y desvirtúa la función que le atribuye la Constitución, al contrariar el espíritu, propósito y razón del mando que le confiere. Cuando la Constitución designa al Presidente de la República como Comandante en Jefe de la FAN, le está confiriendo una función política, no un grado militar.  Es una función política que tiene por finalidad hacer efectiva la preeminencia y supremacía del poder civil sobre el militar, por cuyo motivo dicha función no puede desnaturalizarse ni degenerar en grado militar. Cuando un Presidente de la República crea el grado militar de Comandante en Jefe viola la Constitución, deslegitimando su autoridad. Deja de ser una autoridad legítima, porque la Constitución se la confiere a un civil, no a un militar, para que, en la persona del civil, los militares se subordinen y sometan al pueblo civil, titular de la soberanía, y al obedecer al civil que ejerce la presidencia declaren su acatamiento a la Constitución que encarna. Al no ser un grado militar, no puede existir un uniforme de Comandante en Jefe que, según la ley de El Tirano, él mismo se inventará, tal vez copiando los estrafalarios de Gadafi. Si lo usa es igual a que lo use un civil, con las consecuencias previstas en las leyes militares ¿Cómo se restablece la Constitución? Derogando el precepto inconstitucional de la ley orgánica, que crea el grado militar de Comandante en Jefe y la oficina de la Comandancia en Jefe.
¿Será posible conseguir lo que he planteado? Sí es posible. Estudiantes, trabajadores y ahora enfermeros, nos han demostrado que El Tirano retrocede cuando ve decisión en el adversario. Pero no sólo es posible. Es absolutamente necesario. Hay que poner el tema militar sobre la mesa, junto con el tema social. Hay que crear, sobre el tema militar, un clima de opinión nacional e internacional que tenga influencia determinante en los sucesos que se avecinan. El que no se atreva, no va para el baile.

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