“Cuando todo parezca ir en tu contra,
recuerda que el avión despega contra el viento, no a favor de él.” (Henry Ford)
No conozco a Orlando
Avendaño, pero sí tengo buenas referencias sobre su trayectoria de luchador.
Precisamente por estas referencias me ha sorprendido leer estas frases suyas: “Perdimos el país para siempre. Y toca, ahora,
asumirlo. Construir nuestro futuro a partir de esa premisa: se perdió la
libertad de Venezuela. En consecuencia, el que está afuera, el que está
adentro, el que piensa en irse, y el que piensa en volver… Todos, ahora,
debemos estructurar nuestras vidas, nuestras decisiones, a partir de esta
desgarradora realidad.”
Un joven de 29 años me
está diciendo a mí, que soy un viejo y podía ser su abuelo, que ya todo está
perdido y sólo nos queda ver qué hacemos con nuestras vidas: 1) los jóvenes
aquí adentro sometiéndose a la realidad de una narcotiranía consolidada; 2)
para los que no acepten someterse, la alternativa es sumarse a los ya 5
millones que se fueron buscando un futuro que no tienen en su patria; 3) Y en
cuanto a los viejos, ver cómo sobreviviremos en medio de las estrecheces, sin
hijos y sin nietos porque se fueron o se van, con el peligro de caer muchos en
la tentación de que tal vez la pandemia sea una bendición para escapar pronto
de la desgracia.
Pues, joven Avendaño, si
usted a sus 29 años acepta la derrota y se entrega, no sucede lo mismo con este
viejo, que por el contrario hoy más que nunca, a pesar de la edad, me siento en
el deber de luchar por mi patria y mi pueblo en primer lugar, y por mi familia,
sobre todo mi hijo, mis nietos y bisnietos, a los cuales tengo el deber de dejarles
un ejemplo de vida y de herencia lo más valioso: un país libre y en democracia
donde puedan desarrollar todo su potencial físico e intelectual. Y en caso de
morir antes, sin verlo, hacerlo con la satisfacción de que sangre de mi sangre
palpitará cuando eso ocurra, porque ocurrirá.
Yo lo invito, joven
Avendaño, a rectificar. Y en su persona invito a todos los jóvenes, no sólo a
mantenerse en la lucha, sino a dar el paso de asumir el liderazgo a que están
obligados para pagar a Venezuela lo que hizo por ustedes al darles la
preparación que tienen. Tomen la lucha por la liberación de Venezuela como un
reto profesional: si son abogados, como una causa aparentemente perdida que
deben ganar; si son médicos, como un enfermo en las últimas que deben salvar y
sanar; si son ingenieros, como una obra derrumbada que deben reconstruir; si
son economistas y administradores, como la tarea de reflotar a una empresa en
quiebra; sin son arquitectos, como un proyecto de edificio donde parece
imposible construirlo; y así por consiguiente. Sean orgullosos: tomen el caso
de Venezuela como un reto a su habilidad profesional. Sería una vergüenza que
toda una generación de universitarios, la mejor preparada de la historia de
Venezuela, se declare derrotada por un iletrado y zafio al frente de una banda
de la delincuencia organizada.
El derrotismo, que es la
rendición ante una situación adversa, es inaceptable en cualquier edad, pero
más en los jóvenes. Ante la adversidad en la vida la conducta correcta es
revisar la estrategia, sustituyendo la errada por una realista que identifique
los flancos del enemigo para centrar el ataque en sus debilidades. Esto se
llama “realismo” que es todo lo contrario a “derrotismo”.
El error de ustedes,
como generación, ha sido cederle el liderazgo a los “piratas” de la MUD-G4, que
no pueden compararse con ustedes ni intelectual ni moralmente. Hasta ahora
ustedes han sido mirones de lo hecho por esos traficantes de la política. No se
entreguen, sino tomen el caso de Venezuela como el mayor reto a su habilidad
profesional. Si el ingenio del hombre ya explora el universo, cómo es posible
que el cerebro de ustedes no sea suficientemente creativo como para vencer
a la horda primitiva que detenta el poder. No digan: boto tierrita y no
juego más, dejándonos a los viejos la lucha por la liberación de Venezuela.
Lo que tienen ustedes
por delante es un desafío a su valentía pero más a su ingenio, al cual se le
presenta este reto: convertir el 80% de los venezolanos que detestan a Maduro y
su banda en un ejército civil para liberar a Venezuela de la ocupación
cubana y de la narcotiranía que nos ha impuesto. No me vengan con que no se
puede. Si mi generación pudo con mayor razón ustedes. Échenle cabeza y
voluntad, para decirlo en venezolano. Y vencerán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario