2.- Desestabilizar al TIGRE DE PAPEL para debilitarlo tanto que pueda procederse al asalto al poder.
Repito lo dicho antes: los comunistas son un desastre como gobernantes, son los peores, pero han sido maestros en la conspiración y en el derrocamiento de gobiernos democráticos. Por el contrario, los anticomunistas han sido generalmente buenos gobernantes pero unos perfectos inútiles para derrocar a las tiranías comunistas. Lo vemos hoy en América. Los comunistas están a punto de tomar el poder incluso en Estados Unidos por persona interpuesta: Kamala Harris, valiéndose del resentimiento de los negros mientras desestabilizan a toda América Latina. En cambio, los anticomunistas, incluyendo a los estadounidenses, no han podido derrocar a las tiranías de Cuba (60 años) y Venezuela (22 años), el foco infeccioso del comunismo en el continente. Conclusión: aprendamos de los comunistas en lo único que saben hacer, que es derrocar gobiernos. Es lo que trato de explicar.
Nos encontramos ahora en esta situación: Habiéndose convencido el pueblo venezolano de que no hay salida electoral y pacífica, por lo cual el 85% por lo menos se abstuvo en la elección parlamentaria y, en consecuencia, dado con ello el primer paso para el CONTRAGOLPE CONSTITUCIONAL, se produjeron dos sucesos desmoralizantes a consecuencia de una estrategia errónea:
1.- Fue derrotado Trump, descartándose así la intervención militar de Estados Unidos, ilusión vana que sembraron algunos y creyeron muchos que por este motivo abandonaron la organización de las propias fuerzas; y,
2.- Se inventó una Consulta Popular haciendo creer que los gobernantes democráticos de América la tomarían como pretexto de una acción contundente en Venezuela, cuando sabemos que ellos han dado prioridad absoluta a enfrentar la desestabilización interna promovida por los comunistas.
El derrumbe de estas dos falsas ilusiones ha fomentado el derrotismo que se expresa con estas frases: Maduro está más fuerte que nunca, su narcotiranía se ha estabilizado, etc. Me he preguntado entonces: ¿en una situación semejante que harían los comunistas? Responderé por partes. Lo primero que harían sería levantar la moral de lucha convenciendo a sus seguidores de que Maduro es un TIGRE DE PAPEL. Cuando lo calificamos como tal no estamos subestimando su poder para hacer el mal, sino hacemos una valoración estratégica de su aparente fortaleza. Efectivamente es un TIGRE DE PAPEL porque lo detesta el 85% de los venezolanos que permanece en el país y la casi totalidad de los 5 millones que por su culpa han tenido que emigrar en las peores condiciones. Este sentimiento popular mayoritario es la mayor condición subjetiva que puede haber para derrocar a un gobernante.
Pero a un TIGRE DE PAPEL no se lo derroca con manifestaciones románticas como las de 2014 y 2017, en las cuales se demostró el heroísmo de nuestra juventud. El TIGRE DE PAPEL tiene poder para la maldad (TORTURA Y MATA sin piedad). Sólo podemos explotar a nuestro favor su debilidad intrínseca practicando la guerra asimétrica.
Citemos otra vez a Mao, maestro de la estrategia: “Estratégicamente debemos desdeñar a todos nuestros enemigos, mientras que, tácticamente, debemos tomarlos muy en serio. Es decir, al considerar el todo, despreciar al enemigo, pero tenerlo muy en cuenta en cada una de las cuestiones concretas. Si no lo despreciamos al considerar el todo, caeremos en errores de oportunismo. Al enfrentar, sin embargo, las cuestiones concretas y a cada enemigo en particular, si no los tomamos muy en serio, cometeremos errores de aventurerismo. En la guerra, las batallas sólo pueden ser dadas una por una y las fuerzas enemigas, aniquiladas parte por parte. Las fábricas sólo pueden construirse una por una y los campesinos arar la tierra parcela por parcela. Pasa lo mismo incluso con el acto de comer. Desde el punto de vista estratégico, consideramos poca cosa el consumir una comida: Estamos seguros de poder terminarla. Pero, en el proceso concreto de comer, lo hacemos bocado a bocado. No podemos engullir de un solo bocado lo ofrecido en un banquete. Esto se llama solución por partes y, en literatura militar, destruir las fuerzas enemigas por separado.”
Conclusión: al TIGRE DE PAPEL se le va desestabilizando paso a paso, golpe a golpe, hasta que la desestabilización lo debilite tanto que pueda procederse al asalto del poder. Desestabilización del enemigo para debilitarlo sería, pues, el segundo paso.
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