(Mensaje a los aspirantes a la gloria de los Libertadores-IV)
Maduro es un “tigre de papel” no sólo porque lo detesta el 85% de los venezolanos que todavía vive en el país y los 5 millones que se han visto forzados a emigrar por la necesidad. Es un “tigre de papel” sobretodo porque está sentado en un barril de pólvora que no le ha estallado porque ha faltado el líder que rasgue el fósforo y prenda la mecha. El barril de pólvora es la ira contenida de todo un pueblo por la situación en que vive, que es una verdadera crisis humanitaria.
La pólvora del barril se procesó así:
1) Una contracción económica de 81,2% de 2013 a 2020. Esto significa RUINA por colapso de la economía. Venezuela está en ruina. De 11.198 empresas que había en 1999 quedaban sólo 2.849 el año pasado. Y ya para este año deben ser menos aún.
2) La ruina del país lleva a la pobreza de sus habitantes. Los venezolanos nos hemos empobrecido. El 96% de los venezolanos somos pobres. Pero algo peor: el 79,3% es pobre de solemnidad. La clase media desapareció pasando a pobres sus miembros y los que eran pobres ahora son indigentes. Y para remate: los hospitales están en el suelo, cuando más se necesita la asistencia hospitalaria por la pandemia.
3) El derrumbre de la economía conduce al desempleo. El 54,4% de los venezolanos está en desempleo abierto, sin ningún ingreso. El 46% vive en desempleo encubierto: con salario de hambre o matando tigritos. Muy pocos tienen todavía empleo formal. La inmensa mayoría de los que todavía están empleados devengan el salario mínimo mensual que es inferior a 1 dólar.
4) Hiperinflación jamás vista en el mundo ni jamás padecida en la historia de Venezuela desde el descubrimiento por Colón, y no por un año, sino por varios años seguidos. Con asombro del FMI registra que en 2020 fue de 6.500%, lejos del segundo lugar donde está Sudán, un país africano miserable en guerra interna prolongada, que apenas tuvo una inflación de 103%. Hiperinflación con desempleo significa hambre. Y es lo que padece el pueblo venezolano.
4) Depreciación de la moneda jamás padecida por los venezolanos, que siempre tuvimos una moneda dura. Mientras en 1999, cuando comenzó el desastre social-omunista el cambio bolívar-dólar era 575, ahora es 180.000.000.000.000 (CIENTO OCHENTA BILLONES DE BOLÍVARES). La moneda nacional es basura. Una situación semejante a la de Alemania, precisamente en los años 20-30 del siglo pasado, una de las causas de la caída de la República de Weimar y el ascenso de Hitler al poder.
5) La monstruosa desigualdad social por el enriquecimiento grosero de la oligarquía comunista gobernante, la más ladrona de nuestra historia, cuya codicia no tiene límite como tampoco su sevicia.
La reacción de los venezolanos pobres (hoy 96%) en circunstancias semejantes la personificó Gallegos en Juan El Veguero de la novela “Cantaclaro.” Juan es el pobre como son ahora casi todos los venezolanos, aguantador de la miseria y el hambre hasta que estalla de ira cuando muere su mujer de mengua. Después de enterrarla Juan tomó el machete y se fue a la guerra, y con tal furia descargaba su rabia que por todas partes se decía: el “machete que más rozna en la guerra descabezando enemigos es el de Juan el Veguero.”
La voladura del barril de pólvora donde está sentado Maduro sólo necesita de líderes que enciendan la mecha para que estalle la ira hasta ahora contenida de los Juan El Veguero, que son todo un pueblo empobrecido y con hambre, golpeado y humillado.
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