martes, 13 de octubre de 2015

No hay otra salida que la salida de Maduro



Sale Maduro de la presidencia o se nos vendrá encima la hecatombe de las tres maldiciones bíblicas: hambruna, estallido social anárquico y masacre en las calles causada por el malandraje sin control.
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Venezuela Soberana, que agrupa a personalidades destacadas de nuestra sociedad, ha publicado un mensaje al país con este título: “Para la salvación nacional, Maduro tiene que irse.” Y lo razona con estas palabras: “Estamos viviendo el peor momento de nuestra historia, el más oscuro y vergonzoso. No sólo hemos perdido la soberanía, la mayor vergüenza para las generaciones presentes, sino que, por este motivo, nuestro destino lo decide Cuba, que ya nos negocia como su propiedad ante las grandes potencias mientras mantiene aquí un gobierno títere, el más corrupto de todos los tiempos, cuya permanencia empeora cada día la situación del país. Cada día que pasa con Maduro en el poder el pueblo seguirá siendo humillado con largas e interminables colas en la búsqueda desesperada de alimentos y medicinas. Cada día que pasa con Maduro en el poder damos un paso hacia el colapso total. Cada día que pasa con Maduro en el poder damos un paso hacia la desintegración de la República en un estallido social anárquico porque el pueblo no ve futuro”. Estoy totalmente de acuerdo, porque me he convencido de que hay una sola manera de salvar a Venezuela y de salvarnos todos de la hecatombe: la  salida de Maduro. 
1.- Sólo con la salida de Maduro recuperaremos la soberanía. Y al recuperarla decidiremos nuestro destino y seremos nosotros, no Cuba, los que negocien con Estados Unidos y Europa en función del interés nacional. Y será el pueblo el que, soberana y libremente, tomará las decisiones que haya que tomar para salir de la crisis y así empezar la reconstrucción del país. Esta es la disyuntiva que tenemos: sale Maduro ya o Cuba, para su beneficio, negocia a Venezuela como propiedad suya.
2.- Sólo con la salida de Maduro evitaremos el estallido social anárquico que se ve venir por la desesperación del pueblo, que se evidencia cuando ya el 87% confiesa que sus ingresos no les alcanzan siquiera para la comida, porque la hiperinflación, que es la exacción que pesa sobre los pobres, ha elevado la canasta alimentaria para agosto a Bs. 50.625, equivalente a 6,8 salarios mínimos, el cual apenas llega a US$ 9.27, el más bajo de América. Los pobres ya están pasando hambre porque se encuentran por debajo del nivel de subsistencia. La disyuntiva está clara: sale Maduro o se nos vienes encima una hambruna que provocará sin duda un estallido social de consecuencias impredecibles.
3.- Sólo con la salida de Maduro podrá imponer ley y orden encarcelando al malandraje y a todas las bandas armadas por el gobierno, que asesinan a unos 25.000 ciudadanos cada año y secuestran, asaltan y roban a muchos más, los que han convertido a Venezuela en el país más violento de América del Sur, más que Colombia donde hay guerrilla.  Está claro que se va Maduro ya o sufriremos la conjunción de tres maldiciones bíblicas: hambruna, estallido social anárquico y masacre en las calles causada por el malandraje sin control.
4.- Sólo con la salida de Maduro evitaremos la emigración de 7,5 millones de venezolanos (1 de cada 4, según las encuestas) que quieren irse porque, como lo dice el FMI, “Venezuela está en estado de descomposición”, y como lo ha dicho Vargas Llosa el país vive un “estado de putrefacción social”, ya que la delincuencia no sólo es dueña de la calle sino también del poder en función de narco-gobierno. Si Maduro no se va la emigración de venezolanos desbordará las fronteras de América como la que estamos viendo en Europa. Sale Maduro o emigrarán despavoridos muchos más venezolanos que los que quieren irse en este momento. 
Si Maduro quisiera a Venezuela renunciaría espontáneamente como lo hizo Alfonsín en Argentina para ahorrarles a los argentinos más sufrimiento causado sólo por la hiperinflación. Pero Maduro no es venezolano, porque si lo fuera exhibiría con orgullo su partida de nacimiento. Sólo queda entonces, como lo propone Venezuela Soberana, hacer lo que acaban de hacer en Guatemala: forzar la salida del presidente renuente con el pueblo en la calle. He aquí el objetivo de la movilización nacional que debería iniciarse.

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