martes, 9 de septiembre de 2014

Sólo faltaba la tarjeta de racionamiento

Con las captahuellas para comprar comida Venezuela terminará siendo otra Cuba, por obra de títeres y colaboracionistas y para vergüenza de los demás venezolanos
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Es falso que Maduro no tomó ninguna decisión. Tomó una transcendental: seguir siendo títere de Cuba, que por eso y para eso fue escogido por la monarquía comunista cubana. En cumplimiento de su papel de títere de Cuba obedece las órdenes de los Castro. Y la orden recibida de ellos es continuar ejecutando el plan de conversión de Venezuela en otra Cuba. Para que lo tuviera claro, por si acaso no oía bien por teléfono, fue a La Habana donde la recibió de viva voz, directa y personalmente. Y para evitar confusión en las filas del PSUV, donde compiten en el servilismo a Cuba, se dejó constancia con una foto que se le tomó cuando la recibía del Rey Fidel, quien está en una posición semejante al Rey Juan Carlos de España después de la abdicación. Es el poder en la sombra, el español detrás del hijo, el cubano detrás del hermano, quien además en su condición de Regente le ratificó lo ordenado.
En la conversión de Venezuela en otra Cuba vamos muy bien, le dijeron. Lo prueban la escasez, la hiperinflación, el control de cambio, la regulación de precios, la moneda convertida en basura que sólo sirve de vale interno, el que tenga tres cotizaciones distintas todas irreales, el endeudamiento, la corrupción, las colas para todo, el desmejoramiento progresivo de la educación, los hospitales en ruinas, todas las radios y televisoras controladas, todos los periódicos comprados, faltan unos pocos que están agonizando por falta de papel  y tinta, no hay carros nuevos en venta, no se consiguen repuestos para los viejos, no hay baterías ni cauchos, no hay cemento ni cabillas, enfermos sin medicinas, clínicas sin insumos, represión al máximo, los disidentes presos, los pobres mientras más pobres mejor porque salen más baratos para comprarlos, desempleo encubierto con informalidad, la juventud emigrando en masas, militares en los cargos civiles, gerenciando las empresas públicas, manejando las finanzas públicas, igualito que lo hecho por Raúl porque este comunismo no cree en la clase trabajadora por muy criticona sino en militares de aquéllos de “pónganme donde haiga”. Cómo cambiar este plan si ha sido exitoso por la ayuda de los colaboracionistas de la MUD. Apenas le falta un toquecito para que Venezuela sea exactamente igual a Cuba.
Los que creían que habría un viraje no han entendido que Maduro está donde está para terminar lo que el difunto comenzó: convertir a Venezuela en otra Cuba. Y lo está haciendo muy bien, sin salirse una letra del plan. ¿Cómo hacérselo entender a los que todavía creen que somos independientes de Cuba, que gozamos de soberanía, que tenemos gobierno propio, que Maduro gobierna por su cuenta, que lo malo que pasa es por ser él ignorante e incapaz? ¿Cuándo entenderán que ninguna medida es improvisada, que todo está fríamente calculado por Cuba? ¿Qué hacer para que entiendan que si a Maduro se le ocurre desobedecer las órdenes que reciba desde allá y salirse del plan que se obligó a cumplir, lo tumban, pero no esos tuñecos colaboracionistas de la MUD, que no matan una mosca por miedo a la sangre, sino sus propios camaradas? 
Cayeron por inocentes los que creían en el cuento del sacudón. Bueno, sí hubo un sacudón. El que debieron sentir los que se despertaron a la realidad y se dieron cuenta, por fin, que nos gobiernan los Castro y que mientras más rápido lleguemos al colapso mejor para el plan cubano ejecutado por sus títeres. Todavía falta algo más para llegar a la meta, pero hay que apurar el paso. Para eso está aquí el camarada Orlando Borrego, quien vino a agilizar el proceso de conversión. Con este fin diseñó la tarjeta de racionamiento, pero electrónica. Cosa más grande: ponerle a los venezolanos una soga, pero no en el cuello sino en el estómago. Te rindes o no comes. Tan orgullosos que eran ellos, los venezolanos, tan echones con sus dólares petroleros alardeando con aquello de “tá`barato dame dos”, y ahora peleando por la comida como los perros. Tan orgullosos los venezolanos y ahí mansitos en la cola, recibiendo su entrenamiento de sumisión al amo cubano. Vista su probada mansedumbre y docilidad viene ahora la captahuella para darles el trato de animal domesticado: comes si obedeces. Y mueve el rabo agradecido.
¿Es posible revertir la conversión? Si los libertadores pudieron liberarnos de todo un imperio como el español, con mayor razón nosotros podemos y debemos liberarnos de una isla pobretona cuyo ejército de ocupación lo forman los traidores a la patria.

Liberación Nacional y No-Reelección (88)

2 comentarios:

  1. Muy buenas reflexiones me uno a apoyar este tipo de escritos adelante! Escribe que algo queda

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  2. Interesante artículo. Veremos si para comprar carros también será otra Cuba

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