A la MUD la mató el “exceso de colaboracionismo”, una
enfermedad política rara, sin antecedentes en Venezuela. No había caso
registrado antes, ya que todos los políticos del pasado fueron nacionalistas.
Ninguno, ni siquiera los que sirvieron a las dictaduras, se prestaron a
colaborar con el gobierno títere de un país extranjero para que nada atente
contra su estabilidad.
El problema es que el cadáver insepulto se ha
convertido en fantasma que desde ultratumba persiste en el colaboracionismo. Como no lo han enterrado,
deambula como alma en pena simulando ser oposición. Y por boca de sus médiums
habla para ayudar al gobierno títere. No denuncia las captahuellas como el paso
más importante para convertir a Venezuela en otra Cuba, por lo cual hay que
impedir a toda costa su implantación. No llama a la desobediencia civil, el
sabotaje y hasta la rebelión. Nunca jamás, porque sería atentar contra la
estabilidad del gobierno títere de Cuba.
Desde ultratumba la MUD usa a unos médiums, que
llaman voceros, para amansar al pueblo y facilitar así la ejecución del plan
comunista que tiene por objeto convertir a Venezuela en otra Cuba. Por boca de
sus médiums critica las captahuellas, no como una imposición comunista y
cubana. Sólo que no funcionarán por razones técnicas. Preparan de este modo a
la gente para que dejen que las instalen. Y ya instaladas, cuando funcionen
aunque con fallas, les dirán: esperen las parlamentarias. Y después de las
parlamentarias, les prometerán que será en la presidencial.
Para entretener al pueblo, los médiums del fantasma convocan
un cacerolazo, lo más inútil para hacer que Cuba cambie la medida tomada y
ordenada al gobierno títere. Como el pueblo le tiró trompetilla a su
cacerolazo, dejándolos en ridículo, decidieron (oh, idea genial) recurrir al
Tribunal Supremo de Justicia solicitando amparo. Saben muy bien que el TSJ
sentenciará a favor del gobierno títere, declarando la constitucionalidad de
las captahuellas. Así le habrán prestado doble servicio a Cuba y sus títeres:
relegitimar al TSJ como tribunal independiente y darle el título de
constitucionalidad de la medida cubana.
No era suficiente. Decidieron completa su tarea de
amansamiento recogiendo firmas para un referéndum consultivo sobre las
captahuellas, que se celebraría después que estén funcionando en todos los
mercados y lo ganarían Cuba y sus títeres, de lo que se encargaría el CNE en
funciones, de cuatro comunistas y un colaboracionista.
Vivimos en un país fantasmagórico: el espíritu del
difunto insepulto posee al gobierno títere y el fantasma del cadáver insepulto
llamado MUD le hace la corte. Es el reino de los cadáveres insepultos. Saldremos
de abajo cuando sean enterrados los dos, física y políticamente.
REFLEXIONES 63 02-09-14
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