sábado, 22 de noviembre de 2025

FUNDAR EL PODER JUDICIAL INDEPENDIENTE DE LA NUEVA DEMOCRACIA

1.- Tendremos LIBERTAD Y DEMOCRACIA cuando exista el ESTADO DE DERECHO, el cual sólo existe cuando concurren estos 3 elementos: a) El imperio de la ley, lo cual implica la sumisión a la ley de autoridades y ciudadanos; b) Garantía de los derechos y libertades de los ciudadanos; c) División de los poderes públicos, en especial la independencia del Poder Judicial con jueces tan sólo sometidos a la ley, no a los políticos y mucho menos a un tirano.

2.- El garante del ESTADO DE DERECHO es el Poder Judicial. Nunca lo fue en las dictaduras anteriores, que lo mantuvieron apartado sin competencia para intervenir. No lo es en la actual tiranía porque los gobernantes lo utilizan como un ejército a su servicio (milicia judicial), complementario del ejército militar. Ambos con fines represivos.

3.- En la vieja democracia faltó la independencia plena del Poder Judicial para completar el ESTADO DE DERECHO. Lo impidió el partido AD. Llegados al poder mediante rebelión cívico-militar en 1945, los adecos optaron por la escogencia de los jueces por ellos mismos, presentándole una terna (principal y dos suplentes) a la Corte Suprema de Justicia escogida también por ellos mismos. En consecuencia, una judicatura adeca.

4.- Cuando se discutió la Constitución de 1947 ya habían sido aprobadas las constituciones democráticas de Italia y Francia, en las cuales se creó el ESTADO DE BIENESTAR que sustituyó al nazi-fascismo, época caracterizada por el terrorismo judicial a cuyos jueces se les llamó los “jueces del horror”. La historia se repite ahora.

Como elemento fundamental del ESTADO DE BIENESTAR se incluyó el ESTADO DE DERECHO. Y para garantizarlo se consagró el auto-gobierno del Poder Judicial, o sea, su independencia absoluta. Todo un poder independiente, no la rama judicial de los otros poderes.

Influido por la doctrina demócrata-cristiana, predominante en Italia con el liderazgo de De Gasperi, bajo cuya inspiración se redactó la Constitución de Italia, el entonces diputado Rafael Caldera, fundador del partido demócrata-cristiano Copei, propuso en la Constituyente de 1947 la creación del Consejo Supremo de la Magistratura con el fin, entre otros, de que en los jueces “prive el respeto a los principios de interpretación recta de las leyes por encima de las conveniencias políticas.”

No estuvieron de acuerdo los adecos, que tenían mayoría absoluta en la Constituyente. Optaron por este saludo envenenado a la bandera: “Art. 215.- La ley podrá establecer un Consejo Supremo de la Magistratura con representantes de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, a los fines de asegurar la independencia, eficacia y disciplina del Poder Judicial.” Es decir, de haberse creado hubiese sido, por su composición, un órgano de control político de los jueces. Distinto totalmente a los modelos francés e italiano, en los cuales el gobierno del Poder Judicial lo ejercen los jueces de carrera y los abogados de prestigio, catedráticos de Derecho en las universidades.

5.- No llegó a constituirse el Consejo Supremo de la Magistratura. Suponemos que lo impidió el golpe militar de 1948, el cual impuso la nueva tiranía de 10 años (1948-1958), que nos regresó al sistema anterior: el Ejecutivo escogía a los jueces y la Corte Suprema de Justicia los nombraba, únicamente a los escogidos por el Ejecutivo. Así, pues, la tesis predominante fue siempre desde la Independencia: los jueces son subalternos sometidos a los intereses políticos.

6.- La Constitución de 1961 siguió el modelo de la anterior. No creó el ahora llamado Consejo de la Judicatura, sino lo encomendó a ley en el Art 217: “La ley orgánica respectiva creará el Consejo de la Judicatura, cuya organización y atribuciones fijará con el objeto de asegurar la independencia, eficacia, disciplina y decoro de los Tribunales y de garantizar a los jueces los beneficios de la carrera judicial.”
Se hizo así para que los adecos tuvieran libertad de escoger a los jueces, lo que sucedió en los gobiernos de Betancourt (1959-1964) y de Leoni (1964-1969).

7.- Cuando los adecos perdieron la presidencia se apresuraron a crear el Consejo de la Judicatura para impedir que el gobierno de Caldera hiciera lo mismo que ellos habían hecho en 10 años: nombrar jueces copeyanos, desplazando a los adecos. Entonces aprobaron una ley más política aún, que le dio al Consejo una composición ajustada al Pacto de Punto Fijo (AD-COPEI-URD). Exactamente lo contrario al modelo institucional de Francia e Italia.

A la vieja democracia le faltó estadistas y le sobraron políticos que sólo vieron sus intereses partidistas. Los partidos eran motivados por intereses subalternos. Y como lo que mal comienza peor termina. Vino Chávez y como el barbarazo acabó con todo. Eliminó hasta el imperfecto Consejo de la Judicatura. Hemos retrocedido más allá del siglo XX: a la perversión de magistrados y jueves, convertidos en milicia de la tiranía. Como nunca antes lo fueron.

Tenemos por delante la tarea de FUNDAR EL PODER JUDICIAL que nunca hemos tenido. Es tarea de todos pero especialmente de los abogados. Para cumplirla tenemos de modelo a Europa Occidental. Con una ventaja para hacerlo bien: no hay partidos. Al surgir sin este lastre la NUEVA DEMOCRACIA, se nos facilita esta tarea.

petitdacosta@gmail.com 

sábado, 8 de noviembre de 2025

LOS DOS EJÉRCITOS DE LA TIRANÍA

1.- La tiranía que nos oprime se sostiene en dos ejércitos: el militar y el judicial. Ambos actúan conjuntamente y se complementan en la administración del terror.

El ejército militar de la tiranía fue diseñado por Gómez con tanto acierto que lo sostuvo en el poder como tirano durante 27 años. Y, aún después de su muerte, siguió siendo el poder real durante 24 años, hasta 1959 cuando por fin terminó la etapa histórica del militarismo andino asumiendo un civil la presidencia de la República. Pero desde 1959 fue, durante 40 años, el PODER FÁCTICO más influyente, que amenazó varias veces a la democracia con reimplantar la tiranía, lo que por fin consiguió en 1999 accediendo un militar por la vía electoral. A partir de allí los militares se apoderaron de la República, comportándose como sus dueños y llegando a los extremos que todos conocemos: integran una oligarquía depredadora, que saquea a Venezuela y explota vilmente a los trabajadores activos y jubilados.

Con estos antecedentes hay que plantearse la REFUNDACIÓN DE LA FAN para ponerle fin a las tiranías. Tenemos modelos en Europa, donde han transcurrido 75 años de democracia después de derrotadas las dictaduras nazi-fascistas y de 30 años después de la derrota de las dictaduras del imperio comunista-soviético. Uno de los errores de la vieja democracia fue precisamente no plantearse cómo  hacer este cambio radical de la FAN, de ejército de la tiranía a ejército profesional de la democracia. Lo estamos pagando. Porque el problema que no se resuelve termina en perversión. Como ha sucedido y lo explicaba ya el catedrático VLADIMIR PETIT MEDINA en su tesis doctoral UCV premiada: CHÁVEZ Y LA PERVERSIÓN DEL EJÉRCITO (Caracas, 2014).  

Ahora, cuando le pongamos fin a la tiranía debemos hacer lo que no hicieron los políticos de la vieja democracia: REFUNDAR LA FAN, para que la República cuente en verdad con militares profesionales, no políticos uniformados que integran una oligarquía depredadora,  y para que nuestros hijos y nietos puedan vivir y disfrutar para siempre de la democracia que sus padres y abuelos no pudimos disfrutar.  

2.- El ejército judicial es el otro ejército de la tiranía.  Fue creado por Chávez. Antes no existía. Sencillamente los anteriores tiranos no necesitaron a los jueces para sus fechorías. Por ello no los involucraban. Les bastaba con militares y policías. No existía la jurisdicción constitucional, ni la contencioso-administrativa. No existían habeas corpus ni amparo judicial para que los ciudadanos se defendieran de la persecución política. El preso político sabía que estaba indefenso. Estaba preso por orden del tirano. No se le hacía juicio penal. Se le decía: preso es preso y su apellido es calabozo.

Fue durante la democracia cuando se modernizó la justicia y se estableció el Estado de Derecho. Entonces se reconocieron todos los recursos ante los jueces, que actuaban conforme a la ley. A la defensa penal, ejercida con asistencia de abogado escogido por el procesado, se la erigió en garantía inviolable en todo estado y grado de la causa. Hasta que llegó Chávez, quien convirtió a los jueces, fiscales y defensores públicos en MILICIA chavista, disciplinada y obediente a sus órdenes. Y así pervirtió al Poder Judicial y el Ministerio Público. En 25 años no ha habido una sentencia contra la tiranía. Todas a favor. Es ocioso demandar a la tiranía. No sólo se pierde el tiempo sino el patrimonio y hasta la vida. El tirano usa a jueces y fiscales como su milicia que convalida el atropello y la represión, o los ejecuta ella misma. Ha sido lo nunca visto, porque los tiranos que lo antecedieron no involucraron a estos funcionarios en sus crímenes, asumiendo ellos la responsabilidad personal junto con sus sicarios.

Al pervertir a la justicia ha quedado deshonrada la abogacía. La única profesión universitaria a la cual se le entregó desde el principio todo un poder público para garantía de los ciudadanos. Es actualmente una profesión en desuso, que no sirve para la finalidad de su existencia. Porque en tiranía la abogacía es una profesión marginal. De ninguna utilidad para el perseguido, que termina siendo el propio abogado.

Hemos llegado al extremo de que el Ministro de Justicia no sea un abogado sino un militar que, por añadidura, instaura descaradamente la persecución política llamándola OPERACIÓN TUN-TUN. Para medir el grado de perversión en el cual hemos caído comparémoslo con este hecho: el tirano Pérez Jiménez fue el que creó el Ministerio de Justicia y nombró Ministro al doctor LUIS FELIPE URBANEJA, catedrático de Derecho Civil de la UCV, cuya conducta cívica se medía por su apodo: el FRAILE URBANEJA, inimaginable tocando tum-tum.     

3.- Cuando termine la tiranía habrá que REFUNDAR EL PODER JUDICIAL, EL MINISTERIO PÚBLICO y hasta el MINISTERIO DE JUSTICIA para que no sean nunca más la negación de la justicia y de la abogacía.

Haré mis proposiciones al respecto en sucesivas entregas.

petitdacosta@gmail.com