lunes, 23 de enero de 2023

LECCIONES DEL 23 DE ENERO DE 1958

 

Primera lección: no hay salida electoral de una tiranía. 

Hoy se cumplen 65 años del día en que derrocamos al que creíamos que sería el último tirano de Venezuela. Conmemoramos la fecha cuando se ha iniciado el año 24 de la nueva tiranía que padecemos. No es ocasión para perder el tiempo en lamentaciones, sino para aprender las lecciones que nos enseña aquella insurrección victoriosa. Las expondré tal como las viví como joven estudiante, militante de la resistencia clandestina, orgulloso de haberlo sido.

En 1952, cuando la dictadura militar tenía ya cuatro años, fue convocada la elección de una Asamblea Constituyente que redactaría una nueva Constitución, la cual sustituiría la adeca de 1947. Digo adeca, porque fue redactada sectariamente por los adecos en una Constituyente adeca integrada por una mayoría aplastante de adecos, que pasó aplanadora a la oposición minoritaria de Copei y URD.

Entonces se abrió el debate: participar o no en la elección de la Constituyente compitiendo con el partido de la tiranía, el FEI. Hubo dos posiciones antagónicas. AD y el PCV, que estaban ilegalizados por decreto, eran partidarios de sabotear la elección ordenando la abstención a sus simpatizantes. URD y COPEI decidieron participar tomando en cuenta un factor para ellos determinante: ambos partidos tenían representación en el CSE, lo que era su mayor garantía de pulcritud. Además el presidente del CSE era un independiente muy respetado, que no se prestaría al fraude.

Se inició la campaña electoral, bajo limitaciones estrictas. Por ejemplo, no podía haber mítines en plazas públicas sino en salones cerrados como las salas de cines, que se llenaban con la gente que deseaba libertad y democracia. Y así se llegó al día de la votación. Fue el 30 de noviembre de 1952. Todo el mundo fue a votar confiado en que se respetaría el resultado. Confiaban en el CSE por tener en su seno a representantes de los partidos de oposición.

A diferencia de ahora, los resultados mesa por mesa se divulgaban por la radio. Siempre los primeros eran los obtenidos en las cárceles. Luego en mesas con pocos votantes. Pero en todas las mesas se hacía escrutinio público con presencia de electores y periodistas. Hasta de muchachos curiosos como yo.

El CSE publicaba boletines desde temprano. En ellos se notó que URD tendría una victoria aplastante. Sólo tenía una explicación: los adecos habían desobedecido la orden de abstención dada por el partido y decidieron votar masivamente por URD de Jóvito Villalba, que era minoritario.

Los militares gobernantes habían permitido elecciones limpias porque estaban convencidos de que ganarían. Sorprendidos por su inminente derrota tomaron la decisión de desconocer el resultado electoral, tomar el CSE y proclamar la victoria de la tiranía. Fue el golpe militar del 2 de diciembre de 1952 dado por el Coronel Marcos Pérez Jiménez quien fue proclamado Presidente Provisional de la República.

De este hecho aprendieron el pueblo y los políticos honestos que no hay salida electoral en una tiranía. Ni siquiera la representación de los partidos de oposición en el CSE garantiza el respeto al resultado electoral. Porque la tiranía si acaso pierde, porque no es suficiente el fraude en su favor, da un golpe o acto de fuerza. LOS PARTIDOS DEMOCRÁTICOS DESCARTARON DESDE ENTONCES LA VÍA ELECTORAL PARA SALIR DE LA TIRANÍA.

Dicen los de la actual tiranía: “ni por las buenas ni por las malas entregaremos el poder”. Es verdad lo primero: en 1952 el tirano no entregó por las buenas. Es falso lo segundo: en 1958 el tirano lo entregó por las malas. Y será por la mala otra vez ahora.

petitdacosta@gmail.com   

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