1.- Estamos bajo un comunismo atípico que los marxistas-leninistas ortodoxos llamarían “desviación cubana.” Aquí no se ha instaurado la “dictadura del proletariado” o de los trabajadores ajustada a la ortodoxia marxista. Tampoco la “dictadura de la burocracia del partido único” como se la practicó en la URSS y sus satélites y existe ahora en China, en las que esa burocracia es la clase dominante a la cual están subordinados los militares como su brazo armado (Ejército Rojo).
2.- Aquí
existe un comunismo a la cubana, en el cual la clase dominante está integrada
por los 2.000 generales que detentan el poder político y, al mismo tiempo, el
poder económico apropiándose de los medios de producción: petróleo, minas,
industrias, comercio y hasta casinos y bodegones. Son los dueños de Venezuela,
sin haber invertido un centavo (como sí ocurre con la burguesía en el
capitalismo) y sin producir plusvalía como fuerza de trabajo (como sí lo hacen
los trabajadores o proletariado, prometidos beneficiarios del comunismo).
3.- El
“castro-comunismo”, desviación teórico-práctica del marxismo-leninismo, ha
asumido en Venezuela el modelo político de una “dictadura del generalato”, que
no “una dictadura del proletariado” ni tampoco “una dictadura del partido
comunista” (PSUV). Y el “generalato” es apenas la cúpula de la FANB, los
2.000 generales, una minoría ínfima comparada con los 100.000 efectivos.
Proporcionalmente se plantea en el seno de la FANB la misma relación que en el
capitalismo: entre una minoría capitalista rica y la inmensa mayoría de
trabajadores que vive de un salario.
4.- Pero
hay una particularidad insólita en la “dictadura del generalato”: Venezuela es
un Protectorado de Cuba. Significa que el poder real lo tiene Cuba,
determinante para ascensos y negocios, siendo Maduro su representante que
preside un gobierno títere. Esta realidad incide en el “generalato.”
5.- Al
ser Venezuela un Protectorado de Cuba encontramos una estructura socio-política
semejante a la que hubo cuando Venezuela fue colonia de España. Maduro ocupa el
lugar de Emparam y el “generalato” el lugar de los criollos o “grandes cacaos”
que eran la clase dominante de la época. Los generales son, pues, los “grandes
cacaos” del castro-comunismo en Venezuela.
6.- En el
generalato de la etapa semi-colonial que padecemos debe haber, como lo hubo
entre los “grandes cacaos” del pasado colonial, diferencias muy marcadas entre
ellos y con Cuba y, aún más, con el entorno social, diferencias y
contradicciones que aflorarán llegadas las circunstancias.
7.- En
1810-1811 se dieron las circunstancias por la ocupación de España por Francia.
En 2022 pudieran darse por la invasión de Rusia a Ucrania con efectos en
América al alinearse Maduro con Rusia.
8.-
Quedan sin duda generales patriotas y honestos. Son pocos, pero los hay. Lo
prueba el número de altos oficiales que son presos políticos.
9.-
Jugará también en su momento el resentimiento por la discriminación en los
ascensos y en los negocios. Recordemos la repercusión que tuvo la
Guipuzcoana.
10.- Y
los amantes del dinero, conscientes de que esta situación no se prolongará para
siempre, han visto lo bien que le ha ido a los que han negociado a tiempo con
Estados Unidos. Mejor le irá a quien de ñapa cobre las recompensas.
Una vez
Truman dijo: “Nadie se imagina las grandes acciones que se han hecho por
motivos nada nobles.” Una verdad que prueba la historia. Por este motivo nunca
he descartado un 19 de abril militar, ni siquiera viendo la conducta de este
generalato. Y menos lo descarto ahora después de lo sucedido con Alex Saab, que
genera desconfianza total, ya que todos sienten en el cogote la respiración del
enemigo. Pero tampoco lo doy por seguro porque no hay un movimiento político
con la estrategia dirigida a este objetivo en lo militar. Lo considero
improbable pero no imposible. “Cosa veredes, Sancho, que harán fablar las
piedras.”
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