Hoy, 23 de junio, es el Día
Nacional del Abogado. Esta fecha está vinculada a mi persona porque fui yo
quien, con el carácter de Presidente de la Federación de Colegios de Abogados
de Venezuela en 1971, y con la aprobación del Directorio, solicité al entonces
Presidente de la República, Dr. Rafael Caldera, eminente jurista y catedrático
universitario, la institución del DÍA NACIONAL DEL ABOGADO, como en efecto lo
hizo mediante Decreto Ejecutivo y desde entonces y hasta la terminación de su
mandato presidencial nos acompañó en la celebración solemne que hacíamos en el
Palacio de las Academias.
Nuestra intención fue enaltecer a
la profesión ante el pueblo, que por los antecedentes históricos, veía a los
abogados como amanuenses de los dictadores. En efecto, fueron abogados serviles
los que habían dado justificación leguleya a todas las tiranías hasta Pérez
Jiménez. Toda tiranía había contado con sus abogados. En la novelística
venezolana se los presentaba siempre como cobardes y leguleyos. Ya en la novela
Reinaldo Solar puso Gallegos en boca de su personaje esta invectiva contra la
Universidad, concretamente la Facultad de Derecho: “casa de segundones, tú
también tienes la culpa.” Para el pueblo venezolano, los abogados eran en
verdad unos “segundones” al servicio de la tiranía de turno. Nunca erigidos
como líderes, sino como unos serviles. Pero si ese era la imagen de los
abogados, peor era la de los jueces, simples amanuenses de la voluntad de los
mandones. La personificó Gallegos en “Doña Bárbara” con el juez Mujiquita, que
se limitaba a darle forma de sentencia a la decisión arbitraria del jefe civil.
Desde entonces se ha llamado “Mujiquita” a todos los jueces indignos, viles
mandaderos de los poderosos, deshonra de la profesión y de su propia persona.
Con el DÍA NACIONAL DEL ABOGADO
queriamos apelar a la conciencia de los abogados, invitándolos a limpiar la
reputación de la abogacía, deshonrada por este pasado vergonzoso, haciéndoles
ver que, a pesar de este pasado, la Constitución democrática de 1961 nos había
entregado el Poder Judicial y el Ministerio Público, con la misión de
salvaguardar el Estado de Derecho. Nos estaba dando la oportunidad de
reivindicar la abogacía ante el pueblo, al extremo de elevarla a la única
profesión que constituye un poder público nacional. Los abogados somos, en
efecto, un poder público nacional (EL TERCER PODER), que en los países
democráticos se eleva sobre los demás porque examina sus actos y determina si
están ajustados a la ley. Es un honor y una inmensa responsabilidad que los abogados tenemos ante la Nación. Por
desgracia, no los estamos cumpliendo. Colegas nuestros han reincidido en la
deshonra. Regresando al pasado vergonzoso
usan del poder conferido a la abogacía para cometer toda clase de
iniquidad y arbitrariedades con el fin de servir al tirano y satisfacer sus propios
vicios personales, comenzando por la codicia que los hunde en la corrupción.
Nuestra decisión de este día debe
ser: TENEMOS QUE REIVINDICAR EL HONOR DE LA ABOGACÍA y el único modo de
lograrlo es hacer nuestra la lucha por LA LIBERACIÓN DE VENEZUELA. Si siquiera
el 33% de los más 200 mil abogados existentes se convierte en vanguardia de
esta lucha la victoria está asegurada.
¿Cómo convertirnos en vanguardia?
He aquí la pregunta clave sobre cuya respuesta debemos meditar.
petitdacosta@gmail.com
ABOGADOS 1 23-06-2020
Excelente. Felicitaciones Dr. Petit.
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