Convenido que Venezuela es un fracaso político que ha culminado en desastre total, consecuencia lógica de dos siglos de persistencia en errores fundamentales en el diseño constitucional, procede corregir estos errores haciendo el cambio radical y profundo que nunca se ha efectuado, lo cual implica la refundación de la República sobre una base sólida que nos garantice la democracia para siempre.
El primero de los errores
fundamentales en el diseño constitucional radica en el sistema de gobierno,
porque de hecho sólo ha sido la sustitución de la monarquía absoluta de la
Colonia por la presidencia imperial durante la República. El Congreso de 1811,
que declaró la independencia, vio el peligro de que esto ocurriera. Por ello la
Constitución fundacional de 1811, aunque instituyó el sistema presidencial
imitando a los Estados Unidos, no
estableció la presidencia unipersonal sino un ejecutivo colegiado de ejercicio
rotatorio, creyendo evitar así la tentación autoritaria o cesarista.
La situación cambió al convertirse
el proceso de independencia en una guerra a muerte. Forzados por esta
circunstancia los patriotas eligieron a un jefe único y le confirieron los
poderes propios de la presidencia unipersonal en tiempos de guerra. Allí se
originó el cesarismo, consolidado en el siglo XIX por los “señores de la
guerra” y prolongado hasta nuestros días. El cesarismo, degeneración del
presidencialismo, ha sido el verdadero sistema de gobierno desde 1812. Desde
entonces no tenemos un sistema presidencial, sino un sistema cesarista.
El cesarismo ha tenido por
consecuencia que el Jefe del Estado no encarne ni represente la unidad
nacional, sino que se comporte y tenga como el jefe de la fuerza armada
victoriosa o el jefe del partido político ganador de las elecciones. Y como tal
se transforme en tirano, que persigue y excluye a los adversarios y hasta
simples opositores. No hay Cesarismo Democrático, como falsamente sostuvo
Vallenilla Lanz (padre) para justificar la tiranía gomecista.
Fue uno de los mayores errores de
la “República Civil” (1959-1999) no haber cambiado el sistema de gobierno,
probado que fue el propio de las tiranías. Sus líderes máximos han podido
evitar lo que ha venido después si lo hubiesen hecho. En lugar de ello,
reforzaron y ampliaron la base de sustentación del cesarismo cuando, al
nacionalizar la industria petrolera en 1976, convirtieron al Presidente de la
República en su dueño, y por ende del país, al darle a él la atribución de
nombrar y remover libremente a los directivos de PDVSA y disponer así de la renta petrolera como si
fuera propia. Mayor tentación imposible para el cesarismo. Efectivamente este
gravísimo error ha sido la causa determinante del naufragio de la
República.
Con Chávez y Maduro culmina una
experiencia negativa de dos siglos que ha demostrado que en Venezuela el
sistema presidencial es incompatible con la democracia, y más ahora cuando el
Presidente de la República acumula el poder político total y el poder económico
total. Por este motivo, si queremos democracia efectiva y duradera, se hace
imperativo un cambio político radical y profundo comenzando por cambiar el
sistema presidencial, que sólo ha servido para las tiranías.
@petitdacosta
CONSTITUCIÓN POLÍTICA 3 26-02-18
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