26 expresidentes de América y España,
constituidos en Poder Moral, han imputado al gobierno títere acusándolo del
delito de lesa democracia, por violación de la Carta Democrática de América, y
han demandado, en consecuencia, su aplicación para que se restablezca la
libertad y la justicia en Venezuela.
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Paso a paso vamos en la dirección correcta.
Desde mucho tiempo atrás venía
insistiendo en que sólo mediante una oposición de calle podremos
liberarnos de Cuba y de la tiranía comunista que nos ha impuesto. Hacer
oposición de calle significa usar todos los medios de lucha, sin descartar
ninguno, ni siquiera el electoral siempre que se inscriba dentro de una
estrategia de ruptura tanto de la tiranía como de los colaboracionistas.
Únicamente la oposición de calle rompe la tenaza que ellos nos han puesto,
provocando su caída simultáneamente.
Lo captaron Ledezma, López y Machado. De allí
que hayan planteado “LA SALIDA”, con la cual se abrieron como una disidencia
dentro de la MUD. No rompieron con los colaboracionistas, pero marcaron una
diferencia relevante. Su convocatoria a la calle, aunque sólo fuese para
manifestar el descontento, tuvo acogida inmediata sobre todo en los jóvenes. La
respuesta de la tiranía fue la represión brutal, consciente de que su fin lo
decretará el pueblo en la calle. Mandó a sus esbirros a matar a los
manifestantes sin misericordia. ¿Qué se ganó con este sacrificio de los
jóvenes? Mucho. Los jóvenes desnudaron a la tiranía ante el mundo entero. Nos
hicieron el gran favor de quitarle el ropaje democrático con que la había
vestido la MUD colaboracionista, que nunca se ha atrevido a llamarla tiranía,
mucho menos comunista y todavía menos títere de Cuba. A los jóvenes les debemos
haberle hecho la fotografía en cueros, sin artificios ni adornos. Y haber
desenmascarado a la MUD que hizo el papel de esquirol o rompehuelga,
prestándose a un teatro de diálogo sin la parte actora que eran los
manifestantes.
Siguió la prisión de López, Ceballos, Scarano y
centenares de jóvenes y adultos honorables. Y luego la de Ledezma. ¿Qué hemos
ganado con esto? Mucho. Los presos han puesto en evidencia que no existe
separación de poderes, sino padecemos unos tribunales al estilo soviético y
nazi. En la historia de la URSS figuran fiscales como Vishinsky que le sirvieron
a Stalin para las purgas. La historia de la Alemania nazi aparecen los juristas
del horror, jueces que no juzgaban sino acusaban e insultaban a los encausados.
La comunidad internacional se ha enterado, por los presos políticos, que
estamos bajo una tiranía que criminaliza la disidencia y judicializa la
política, usando a los jueces como verdugos. ¿Qué se ganó con eso? Mucho. Dio
origen a una ley consensuada entre republicanos y demócratas que autoriza al
presidente Estados Unidos a sancionar, con negativa de visa y congelación de
bienes, a los gobernantes venezolanos que violan los derechos humanos e
incurren en los delitos de narcotráfico y lavado de dinero. Renuente Obama al
principio, inducido por el lobby de los colaboracionistas a favor de sus socios
de la tiranía, se decidió por fin a aplicar la ley haciéndolo público, con lo
cual nos prestó el servicio de emplazar a todos los gobernantes democráticos
para que asuman una actitud digna ante la tiranía que padecemos los
venezolanos.
Paralelamente los expresidentes Pastrana de
Colombia, Piñera de Chile y Calderón de México practicaron la visita de
inspección a Venezuela que debió haber hecho la OEA hace años. Aquí constataron
el régimen de terror y las penurias del pueblo, agobiado por la hiperinflación
y la escasez, así como el trato inhumano a los presos políticos cuya visita les
fue impedida por la fuerza. Actuando como inspectores comunicaron a la
comunidad internacional lo que vieron. Y entonces pudo Pastrana, acompañado de
su Partido Conservador, exigir a la OEA la aplicación de la Carta Democrática
al gobierno de Venezuela. ¿Qué se ganó con eso? Mucho. Hubo una reacción
internacional que resumió el periodista Openheimer con esta propuesta: vayan
todos los expresidentes a Venezuela para conmover al mundo con la desgracia y
el sufrimiento de los venezolanos. Antes de que ellos vengan, han ido a
visitarlos las dignas esposas de los presos políticos (“detrás de cada gran
hombre hay una gran mujer”) que han impactado a las sociedades democráticas con
su relato de lo que vivimos los venezolanos, comenzando por sus maridos.
Entonces declararon uno tras otro los expresidentes democráticos anunciando que
asumen la defensa de los presos políticos. Ahora han ido más allá: han imputado
a la tiranía el delito de lesa democracia por
violación de la Carta Democrática. ¿Qué ganamos con esto? Mucho, como se
verá en el futuro inmediato.
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