Liberación
Nacional y No-Reelección (53)
Votar o no, son igualmente eficaces bajo una tiranía si encajan dentro del Plan B (rebelión civil a la cual se sumen los militares), único modo de ponerle fin como lo enseña la historia.
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El 15D se cumplirán 56 años del plebiscito convocado en
1957 para legitimar la reelección del general Marcos Pérez Jiménez en la
presidencia de la República (período 1958-1963). Hubo ese día una abstención
masiva. Tanta que, para tratar de encubrirla, el régimen puso a votar a los
inmigrantes, coaccionándolos con amenaza de expulsión. Los venezolanos
atendieron así al llamado de la Junta Patriótica. ¿Porqué, estando bajo la
misma dictadura militar, se llamó esta vez a la abstención, mientras en 1952 la
consigna fue votar? La clave estuvo en el objetivo perseguido: la rebelión
cívico-militar, que efectivamente se produjo en enero de 1958. Veamos cómo se
pasó de votar a no votar como instrumento eficaz para derrocar a la tiranía.
En 1952 la dictadura militar convocó a elecciones
para una Constituyente. Con el fin de asegurarse la participación de los dos
partidos legales de oposición, URD y COPEI (estaban ilegalizados AD y PCV), les
dio las garantías exigidas: 1) Un CSE imparcial, con representantes de la
oposición como miembros efectivos y un presidente independiente que merecía la
confianza de todos; 2) Registro Electoral sometido a la vigilancia de la
oposición; 3) Votación por tarjetas para permitir el recuento manual en acto
público; y, 4) Miembros de mesas designados por los partidos. Estas garantías
indujeron a la oposición a creer en la palabra de los jefes militares.
Confiados sus líderes no prepararon un Plan B. Cuando la junta militar consumó
el fraude descarado al verse perdida, el ganador de la elección, el partido URD
de Jóvito Villalba, quedó sin capacidad de reacción. Por ello aceptó la
invitación a dialogar que le hizo la dictadura. Cuando asistió de buena fe a la
cita, lo apresaron y lo montaron en un avión que lo trasladó a Panamá junto con
sus acompañantes.
La experiencia de 1952 le enseñó a la oposición: 1) Dictadura
no sale con votos, aunque dé garantías electorales, porque si pierde desconoce
el resultado; 2) Votar bajo una tiranía sólo tiene sentido si encaja dentro de
un plan subversivo; 3) Con tiranía no se dialoga. Se la combate frontalmente. Y
4) algo decisivo, el fraude electoral no se debe convalidar jamás. Por ello URD
y COPEI no aceptaron ocupar las diputaciones que les fueron ofrecidas (40% de
la Constituyente). Descartaron la tesis de “ocupar espacios”.
El aprendizaje fue duro, pero el viraje estratégico
probó su eficacia. Cinco años y dos meses después cayó derrocado el tirano. Las
cosas sucedieron así. Los cuatro partidos de oposición (ahora todos ilegales)
se unieron en una Junta Patriótica y prepararon la rebelión. Organizaron la
resistencia clandestina para la cual fueron reclutando jóvenes, sobre todo
universitarios. Yo me incorporé a los 17 años, apenas ingresé en la UCV. El
principiante comenzaba en una célula de adoctrinamiento y activismo e iba
ascendiendo en la estructura jerárquica supliendo a los que caían presos o muertos.
Así nos preparamos para el año decisivo de 1.957, cuando el dictador debía
convocar a elecciones. Parecía lógico postular como candidato unitario a
Caldera, único líder que todavía estaba en el país, pero esta vez, si se
votaba, sería teniendo listo el Plan B de la rebelión del pueblo contra el
fraude. Tal vez por intuirlo o saberlo el dictador decidió no convocar a
elección presidencial, evitando así la movilización popular, sino a un
plebiscito arreglado para aprobar su reelección. Entonces la oposición llamó a
la abstención masiva, de modo que sirviera de detonante de la rebelión. Para
que sea efectiva la abstención debe precederla un clima de agitación, que
trascienda a pesar de la censura de prensa, radio y tv. Nos tocó a los
universitarios dar inicio a la agitación con el alzamiento contra la dictadura
el 21-11-57. Le siguió la abstención masiva tres semanas después, con la cual
quedó montado el escenario para la rebelión. Se inició con el alzamiento de los
militares acantonados en Maracay. Aunque fracasó, sirvió para dar la señal de
arranque a la rebelión civil que se fue escalonando hasta que intervino la FAN en
su conjunto el 23-01-58.
Aquella experiencia de lucha victoriosa enseña que lo
importante cuando se enfrenta a una tiranía es tener claro el objetivo y usar
indistintamente el voto o la abstención según convenga y se ajuste al Plan B,
sin el cual ambos serían lo mismo que ladrarle a la luna.
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