sábado, 18 de octubre de 2025

EL MEJOR CONSEJO PARA ELLOS: HUIR O ENTREGARSE

 1.- El 28 de julio de 2024 el pueblo venezolano ratificó  a MARÍA CORINA MACHADO como JEFE DE LA OPOSICIÓN, que como tal había surgido de la elección primaria. Ahora en 2025, con el otorgamiento del PREMIO NOBEL que nunca se le había concedido a un político venezolano, se la ha reconocido para el mundo entero (urbi et orbe) como el JEFE DE LA OPOSICIÓN VENEZOLANA. No hay otro. Tenemos, pues, resuelta la cuestión previa de la jefatura o liderazgo de la oposición, sin la cual es imposible obtener la victoria contra la tiranía.

Recordemos lo que sucedió en la guerra de independencia. Se la empezó a ganar cuando se reconoció y acató a Bolívar como el Libertador-Jefe Supremo. En las actuales circunstancias la disidencia favorece al enemigo. Deriva en traición. Todo disidente es un traidor colaboracionista.

Los grandes partidos ya no existen. Los nuevos no han aparecido. Estamos, pues, como se estuvo a la muerte de Gómez, después de 27 años de tiranía. Pero a diferencia de entonces existe un JEFE DE LA OPOSICIÓN.  Al existir esta figura debemos cerrar fila apoyando a la JEFE DE LA OPOSICIÓN, ventaja que hoy tenemos y en aquel entonces no la hubo. Todos los que tienen  aspiraciones políticas deberían posponerlas para cuando estemos en democracia. Antes estorban y al dificultar la victoria favorecen al enemigo, actúan como colaboracionistas, vulgarmente “alacranes”.   

2.- El liderazgo de María Corina nos ha colocado en el umbral de la victoria, donde estamos.   He vivido la caída de dos tiranías. En la primera (1958) tuvimos éxito. La segunda (2002) resultó un fracaso que estamos padeciendo desde entonces. Con estas experiencias tomemos las previsiones para asegurar la victoria esta vez.  Me referiré hoy a la primera que nos enseña a tener confianza en el pueblo.

En 1958 el alzamiento de la aviación, aunque fracasado, activó la insurrección popular. Había liderazgo (entonces la Junta Patriótica, como lo tenemos hoy con María Corina).  No hubo colaboracionistas o alacranes.

A partir de la fallida insurrección militar estuvimos en la calle todos los días en plan de insurrección civil. Recordemos: la Aviación salvó el honor de la FAN ante el pueblo y dio paso a su reconciliación con los militares. Lo mismo sucedería ahora si se repite algo semejante.

Éramos pocos entonces pero logramos movilizar a toda Caracas. Y los cuadros políticos estábamos en la clandestinidad. Entonces aprendimos una lección que vale exclamar hoy: NO DUDEN NI TENGAN MIEDO. Llegado el momento  bastan pocos para movilizar a todos. Es un efecto estudiado en la psicología de masas. Del pueblo surgen espontáneamente líderes que cubren los flancos en la batalla. Por ejemplo, un recuerdo inolvidable para mí. La entonces recién construida por la tiranía “Urbanización 2 de diciembre”, que se suponía fiel a la tiranía, se alzó y se sumó a la insurrección siguiendo al “Hombre de la Chaqueta Negra”, que así identificamos a un líder espontáneo de masas por no saber su nombre. Montado en su moto (había pocas) coordinó la insurrección del supuesto bastión de la tiranía, que desde aquel día se lo conoce como 23 de Enero, día de la rebelión popular. Como él abundaron los líderes locales y parroquiales, que en todos los barrios dirigieron a sus  habitantes a enfrentarse a las fuerzas represoras usando todo lo disponible desde piedras hasta escopetas. Se probó que en cada barrio hay un potencial “comandito” de la rebelión.

Lección también aprendida entonces: el pueblo se suma masivamente a la insurrección contra la tiranía y derrota a las fuerzas represoras: militares, policías o malandros (colectivos). El pueblo se la ingenia y llegada la oportunidad une valentía y astucia con furia porque tiene muchas facturas por cobrar. Esta vez el 90% iría por el cobro de la factura. Esta relación de 9 contra 1 no la resisten colectivos, malandros, milicianos, policías ni siquiera los militares.

Gallegos retrató la reacción del pueblo venezolano en estas circunstancias con el personaje Juan El Veguero de la novela CANTACLARO: un pobre de solemnidad que fue perdiendo todo hasta la mujer que se le murió de mengua. Entonces vio en la rebelión su oportunidad de cobrarle a la tiranía todas las facturas acumuladas en su desgraciada vida. Lo hizo como suelen hacerlo los pobres, con la única arma que tenga a su disposición: “el machete que más roznaba en la guerra era el de Juan El Veguero”.

El pobre simula mientras el tirano lo oprime. Porque el pobre es zángano pero no pendejo. Simula para evitar la represión hasta que le llega la oportunidad de pasar factura “en la bajadita”. Entonces muestra todo lo que tenía guardado entre pecho y espalda.

3.-  El mayor error que pueden cometer los próximos a caer sería enfrentar con una represión sangrienta el tsunami que se les vendrá encima. Con la proporción en contra de 9 contra 1 serán barridos porque en ellos se vaciará la carga explosiva que llevan las víctimas en el pecho. Lo mejor para ellos será huir o entregarse pacíficamente. Sólo así salvarían el pellejo. Fue el consejo inteligente dado al anterior tirano por su compañero de armas: “Vámonos porque pescuezo no retoña.” Efectivamente el tirano salvó su vida porque huyó. El pueblo tuvo que conformarse con saciar su rencor saqueando sus propiedades.

 petitdacosta@gmail.com