martes, 23 de junio de 2020

LA ABOGACÍA ES LA ÚNICA PROFESIÓN QUE CONSTITUYE UN PODER PÚBLICO NACIONAL PERO NO LO ESTÁ MERECIENDO

Hoy, 23 de junio, es el Día Nacional del Abogado. Esta fecha está vinculada a mi persona porque fui yo quien, con el carácter de Presidente de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela en 1971, y con la aprobación del Directorio, solicité al entonces Presidente de la República, Dr. Rafael Caldera, eminente jurista y catedrático universitario, la institución del DÍA NACIONAL DEL ABOGADO, como en efecto lo hizo mediante Decreto Ejecutivo y desde entonces y hasta la terminación de su mandato presidencial nos acompañó en la celebración solemne que hacíamos en el Palacio de las Academias.

Nuestra intención fue enaltecer a la profesión ante el pueblo, que por los antecedentes históricos, veía a los abogados como amanuenses de los dictadores. En efecto, fueron abogados serviles los que habían dado justificación leguleya a todas las tiranías hasta Pérez Jiménez. Toda tiranía había contado con sus abogados. En la novelística venezolana se los presentaba siempre como cobardes y leguleyos. Ya en la novela Reinaldo Solar puso Gallegos en boca de su personaje esta invectiva contra la Universidad, concretamente la Facultad de Derecho: “casa de segundones, tú también tienes la culpa.” Para el pueblo venezolano, los abogados eran en verdad unos “segundones” al servicio de la tiranía de turno. Nunca erigidos como líderes, sino como unos serviles. Pero si ese era la imagen de los abogados, peor era la de los jueces, simples amanuenses de la voluntad de los mandones. La personificó Gallegos en “Doña Bárbara” con el juez Mujiquita, que se limitaba a darle forma de sentencia a la decisión arbitraria del jefe civil. Desde entonces se ha llamado “Mujiquita” a todos los jueces indignos, viles mandaderos de los poderosos, deshonra de la profesión y de su propia persona.

Con el DÍA NACIONAL DEL ABOGADO queriamos apelar a la conciencia de los abogados, invitándolos a limpiar la reputación de la abogacía, deshonrada por este pasado vergonzoso, haciéndoles ver que, a pesar de este pasado, la Constitución democrática de 1961 nos había entregado el Poder Judicial y el Ministerio Público, con la misión de salvaguardar el Estado de Derecho. Nos estaba dando la oportunidad de reivindicar la abogacía ante el pueblo, al extremo de elevarla a la única profesión que constituye un poder público nacional. Los abogados somos, en efecto, un poder público nacional (EL TERCER PODER), que en los países democráticos se eleva sobre los demás porque examina sus actos y determina si están ajustados a la ley. Es un honor y una inmensa responsabilidad  que los abogados tenemos ante la Nación. Por desgracia, no los estamos cumpliendo. Colegas nuestros han reincidido en la deshonra. Regresando al pasado vergonzoso  usan del poder conferido a la abogacía para cometer toda clase de iniquidad y arbitrariedades con el fin de servir al tirano y satisfacer sus propios vicios personales, comenzando por la codicia que los hunde en la corrupción.

Nuestra decisión de este día debe ser: TENEMOS QUE REIVINDICAR EL HONOR DE LA ABOGACÍA y el único modo de lograrlo es hacer nuestra la lucha por LA LIBERACIÓN DE VENEZUELA. Si siquiera el 33% de los más 200 mil abogados existentes se convierte en vanguardia de esta lucha la victoria está asegurada.

¿Cómo convertirnos en vanguardia? He aquí la pregunta clave sobre cuya respuesta debemos meditar.

petitdacosta@gmail.com





ABOGADOS 1                                    23-06-2020                                    

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