viernes, 8 de mayo de 2020

Guaidó: rectifique pero insista porque chivo que se devuelve se desnuca


Está demostrado que sólo saldremos de Maduro, títere de Cuba, y su narcotiranía por una de estas tres vías: 1) Rebelión cívico-militar dentro del territorio nacional; 2) Invasión de ejército expedicionario organizado con venezolanos y voluntarios de otras nacionalidades en el extranjero; y, 3) Intervención militar extranjera que sólo se daría si el interventor considera en peligro la seguridad nacional de su país. No hay otra salida. Está descartada la electoralista y pacifista. El que insista en ella es colaboracionista. El que hable de elecciones y paz es colaboracionista. Así se vista de opositor. El colaboracionista es un hermafrodita: parece opositor pero tiene los atributos del otro sexo.

Los hechos nos demuestran que Guaidó intentó la primera vía. Pero no le funcionó. El 30-A-2019 resultó en fracaso porque cometió el error de dejarla en manos del jefe de su partido. Él ha debido asumir la jefatura de la rebelión por ser el Presidente Legítimo de la República. Y entre los militares tiene más importancia que entre los civiles ejercer la jefatura. El Presidente de la República que acepta ser subalterno de otro es un pendejo para todo el mundo. El jefe jefea o se rebaja. Y ni civiles ni mucho menos los militares aceptan de jefe a un pendejo. Ya lo sabe, Guaidó, se sacude al jefe de su partido poniéndolo en su sitio o usted no llegará a Comandante en Jefe de la FAN y si llega le faltarán el respeto porque lo tratarán como a los presidentes civiles puesto por el general Gómez a los cuales en la pared de su casa escribían: aquí vive el presidente, pero el que manda vive enfrente. Así que sacúdase al jefe de su partido. Y, de ser posible, pídale a España que se lo lleve para que entre ustedes se repita lo sucedido entre Leoni y Betancourt, quien se fue a Suiza precisamente para cuidar que al presidente Leoni no lo tuvieran como payaso suyo.

Guaidó acaba intentar la segunda vía: invasión con un ejército expedicionario. Y ha resultado en fracaso, porque la jefatura y la  organización la ha dejado en manos de terceros. Todos los ejércitos expedicionarios de nuestra historia fueron comandados por sus jefes. Desde Miranda y Bolívar hasta Delgado Chalbaud, los ejércitos expedicionarios eran  comandados por el jefe que asumiría la presidencia de la República. Como Guaidó no es militar, cómo debió resolver el problema de la jefatura? Nombrando Ministro de Defensa, que no tiene hasta ahora, a uno de los generales exiliados. Con este nombramiento revistiría de la mayor legalidad a la operación. Error mayúsculo fue contratar a un mercenario para jefe del Ejército Expedicionario. Error por ser un extranjero, con lo cual le regalaba a Maduro un elemento propagandístico. Error porque los mercenarios trabajan por dinero y, por consiguiente, pueden venderse al mejor postor. A los mercenarios se los recluta para ponerlos bajo la jefatura de un patriota comprometido con la causa. Ha debido aprender de la experiencia de Miranda: trajo mercenarios en su expedición de 1806 y tuvo problemas con ellos que se le amotinaron porque no recibieron el pago prometido. Ni Bolívar, Falcón, Zamora, Guzmán, Cipriano o Delgado Chalbaud pusieron a mercenario de jefe. Los jefes de sus ejércitos expedicionarios fueron ellos. Y los mercenarios, cuando los hubo, estaban bajo su mando, sabiendo que si traicionaban serían ejecutados sin fórmula de juicio.

¿Debemos descartar las dos primeras vías por los fracasos? No, en absoluto. Hay que insistir en ellas no repitiendo los errores. La corrección de la primera vía está en poner el acento en los civiles para que se sumen los militares, tarea para la cual debe designar el Vicepresidente Ejecutivo, lo que no ha hecho. La corrección de la segunda vía comenzaría por nombrar Ministro de Defensa a un general exiliado, el que recomendará, si lo cree conveniente, la formación de una Junta de Estado Mayor con otros generales exiliados.

Y, finalmente, plantear ante el TIAR: estamos desesperados, si ustedes no actúan dénnos las armas para ser nosotros mismos los que libertemos a Venezuela.

Consejo a Guaidó: ya que lo intentó, insista. No se devuelva aunque hasta su partido VP lo haya dejado solo. No se devuelva, atienda el dicho sabio de mi tierra coriana: chivo que se devuelve se desnuca. En su caso, desnucarse es perder la Presidencia Legítima devorado por la jauría de colaboracionistas que lo rodea.



Jesús Antonio Petit Da Costa




ENCARGADURÍA 26                            08-05-20



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