domingo, 12 de enero de 2025

SEGUIR AL GUÍA, Y MÁS AÚN CUANDO NOS HA TRAÍDO TAN CERCA DEL FINAL

Éramos muy pocos los que quedábamos en la resistencia clandestina contra la dictadura en diciembre de 1957. Nuestra soledad era tan grande no conocíamos siquiera el nombre de los que integraban las “células” con nosotros. Tampoco la gente sabía quiénes éramos y en qué andábamos. 


Entonces el dictador se declaró ganador del plebiscito convocado para aprobar su reelección, cuando era evidente su derrota. Lo hizo descaradamente a pesar de la abstención masiva a la vista de todo el mundo. Para disimularla llevaron obligados a votar a inmigrantes recién llegados. 


La proclamación del dictador como ganador de la votación y su descarada toma de posesión no nos desmoralizó. No caímos en el error de criticar a los dirigentes del partido ni a la Junta Patriótica. No incurrimos en la necedad de decir que hemos debido ir a votar, en lugar de abstenernos. Tampoco hubiéramos criticado haber votado cuando debiéramos habernos abstenido. 


Habíamos aprendido que en la lucha contra la dictadura es fundamental la disciplina, que se manifiesta en la fe en la victoria y la confianza en el líder. Cuando se tiene dudas se las guarda uno mismo para no favorecer al enemigo, y si quiere influir se suma al movimiento y en la medida que va escalando posiciones en la dirección va haciendo las rectificaciones. Las críticas se hacen adentro y se las manejas como sugerencias. Las discrepancias se hacen públicas cuando lleguemos a la democracia. Entonces las discrepancias se convierten en tendencias. 


Cuando se está luchando contra una dictadura debemos seguir al líder y apoyarlo jugando “cuadro cerrado” como se dice en el béisbol. Aplicar el proverbio campesino: “seguir al guía aunque se pierda.” La sabiduría campesina enseña que el guía tiene la información sobre el camino que no tenemos los demás. Si no hay confidencialidad el enemigo también la recibe. 


Los que no estamos militando activamente en la resistencia ayudamos desde afuera. Cito el ejemplo de Uslar Pietri. Era un político eminente que no participaba en la resistencia clandestina. Pero entendió perfectamente su papel. Escribía en la prensa y hablaba en la televisión enalteciendo las figuras del pasado que servían de ejemplo para el momento que estábamos viviendo. Su programa televisivo “Valores Humanos” y su columna semanal en El Nacional nos fortalecían viendo ejemplos a imitar. Era un mensaje subliminal. 


Cada uno en su campo, nosotros en la resistencia clandestina y los intelectuales de valía en la periferia mostrándonos ejemplos que nos servían de espejo,  mantuvimos la fe y el sueño de libertad hasta que estalló la rebelión de la aviación militar y la guarnición de Maracay. Entonces todos vieron que la estrategia había sido la correcta, tanto que había desembocado en el último paso hacia EL FINAL. Todos se sumaron a la batalla definitiva en la cual triunfamos. 


Los hechos confirmaron entonces lo que sabíamos los que nacimos en el campo: SEGUIR SIEMPRE AL GUÍA. No dudar, ni devolvernos y menos aún cuando nos ha traído hasta donde nunca habíamos estado, tan cerca de EL FINAL. 


petitdacosta@gmail.com 



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