1.- Éramos una minoría exigua en diciembre de 1957, pero con una fe inquebrantable. A pesar de que entonces no contábamos con unas condiciones tan favorables para el desenlace como las existentes en la actualidad:
88,1% contra el tirano Maduro, lo que hace insostenible su usurpación de la presidencia.
90,5% asegura que Edmundo González Urrutia ganó las elecciones presidenciales. Suficiente para que él represente la legitimidad.
87,73% rechaza al CNE, lo cual indica que está cerrada definitivamente la salida electoral de esta situación. Lo confirma además que el 83,7% no votará en las elecciones parlamentarias y regionales. Su actitud es la consecuencia del fraude electoral masivo y descarado del 28 de julio pasado.
2.- No es obra de un partido, ni de dos, ni tres, ni de cuatro como entonces. Es el pueblo sin partido detrás de una mujer, a la cual sigue porque no lo ha defraudado.
Sirva para ilustrar lo dicho con esta anécdota. Huía yo de la Seguridad Nacional, que entró a la UCV a reprimirnos a sangre y fuego por la rebelión estudiantil que encabezamos el 21-11-57 y aproveché que pasó por allí un autobús el cual abordé precipitadamente junto con unos compañeros. Apenas subimos al vehículo se levantó una viejita del asiento trasero y alzando las manos empezó a gritar: VIVA EL MOCHO HERNÁNDEZ. Lo hizo varias veces. Recordaba así al líder contra la dictadura de fines del siglo XIX que la conmovió seguramente en su juventud. El María Corina de entonces activó el final de la etapa histórica llamada del liberalismo amarillo. Al Mocho le hicieron un fraude tan descarado como el que le hicieron a María Corina y Edmundo el 28 de julio. Pero de nada les sirvió a aquellos tiranos. Porque ese fraude fue el que precipitó el fin del tirano que fue también el final de aquella época (liberalismo amarillo).
3.- Tenemos, pues, repetida la situación política que en los años 90, tanto del siglo XIX como del siglo pasado, se resumía en esta frase: “el tiempo nuevo no termina de nacer y el viejo no termina de morir.” En la última década del siglo XX le decía a mis amigos: el camino está abierto para Chávez por desgracia, porque él, y no Irene Sáez, encarna al tipo de presidente de la ruptura y cambio de época. Uno que rompa con lo existente e inicie una nueva etapa histórica. Y advertía: “la llamada Cuarta República está condenada a desaparecer. Pero los viejos políticos con sus partidos no lo entienden y se resisten a abrirle paso a una transición como lo intentó López Contreras, quien por lo menos lo intentó.”
Y ahora estamos de nuevo exactamente en la frontera entre ambos tiempos con una VENEZUELA PREÑADA EN EL NOVENO MES. Pero esta vez no hay partidos, ni de oposición ni de gobierno, porque todos son cadáveres insepultos. El muchacho que saldrá no se parecerá, pues, a ninguno de esos que se dicen partidos porque ninguno lo ha engendrado. Lo ha engendrado el pueblo directamente. Lo engendró el 28 de julio, que no fue la victoria de un partido sino de todo un pueblo guiado por una mujer. Una mujer inteligente, valiente y abnegada que lo tiene bajo su cuidado como un embarazo por encargo del pueblo todo.
4.- ¿Porqué no ha nacido todavía este muchacho? Por el miedo sembrado en los años 14 y 17 de este siglo y luego mantenido como cortafuego en los años siguientes con asesinatos, desapariciones, torturas y prisiones documentados por la Comisiones Especiales de la ONU y de la OEA. En resumen: TERRORISMO DE ESTADO.
La vida y la historia nos han enseñado que la siembra del miedo en el pueblo por una tiranía es lo mismo que envolverlo en papel celofán. Funciona hasta que se le abre un huequito y entonces todo el celofán se rasga rápidamente. La clave para la toma del poder consiste, pues, en forzar la rasgadura y estar preparado para el momento en que se produzca.
Así pasó con la anterior tiranía. La rasgadura del celofán se produjo el 1 de enero de 1958 con un alzamiento fallido y apenas tres semanas después, el 23 de enero, huyó el tirano. Aquellos sucesos nos demostraron que con apenas una rasgadura todo se precipitará HASTA EL FINAL.
petitdacosta@gmail.com