Liberación Nacional y No-Reelección (71)
Para que usted mismo se responda la pregunta le hago una breve introducción al tema
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En 2002 no existía la MUD, porque los partidos acobardados
estaban huyendo desde 1.999 cuando entregaron mansamente las instituciones
democráticas, incluido el Congreso. La lucha contra la tiranía comunista, que
apenas comenzaba, era sostenida por la sociedad civil, que al efecto formó una
alianza de clases, así: CTV-Trabajadores (Carlos Ortega), GENTE DEL
PETRÓLEO-Clase media profesional (Juan Fernández) y FEDECÁMARAS-Empresarios
(Pedro Carmona). Bajo esta dirección la sociedad civil, transformada en alianza
cívico-militar, logró la inmensa victoria, nunca más repetida, de obligar a
Chávez a renunciar. El error estuvo en que los mantuanos o amos del valle
quisieron repetir lo mismo que hicieron en 1.810: tomar el gobierno para sí,
olvidando las consecuencias que entonces trajo. El fracaso se hubiera evitado
si la alianza de clases se hubiera reflejado en una junta de gobierno
tripartita.
Aquel suceso le enseñó a Chávez que la sociedad civil es
inmanejable, porque no la puede comprar con cargos y contratos. Entonces
procedió a reconocerle el liderazgo de oposición a los partidos. En
contrapartida éstos se han sumado a la campaña de desprestigio de la rebelión
popular de 2002, sólo comparable, guardando la distancia y la dimensión, con la
del 19 de abril. Los partidos la han condenado, calificándolo de un error que
no se debe repetir. ¿A quién beneficia la condena de la rebelión cívico-militar
como salida en una situación como la que vivimos? A la tiranía comunista, por
añadidura títere de Cuba. ¿A quién perjudica esta condena? Al pueblo, porque le
amputa una de las manos con la cual golpear y barrer a los opresores.
Decepcionado el pueblo por el fraude en el referéndum
revocatorio, anunció mediante las encuestas que se abstendría en las elecciones
parlamentarias de 2005. Así lo hizo. Los partidos no aprovecharon esta
oportunidad para otra rebelión contra la tiranía. Al contrario, imploraron
misericordia. Y, a partir de entonces, iniciaron una campaña de desprestigio
contra la abstención como medio de lucha inserta dentro de una estrategia
insurreccional. La efectividad de la abstención como antesala de la rebelión
cívico-militar había sido probada en diciembre de 1957 contra la anterior
dictadura y más recientemente en Perú para derrocar a Fujimori. Aquí no ha funcionado
por culpa de los partidos, cuya sargentería sólo saca cuentas de los puestos y
negocios que pierde.
¿A quién beneficia la renuncia a la abstención masiva como
factor de desestabilización, que sirve de antesala a la rebelión
cívico-militar? A la tiranía comunista, por añadidura títere de Cuba. ¿A quién
perjudica? Al pueblo, al cual se le cierran todas las salidas distintas a la
electoral.
Dejemos para otro día lo sucedido desde 2006 hasta 2012.
Situémonos en 2013. La MUD aceptó todas las inconstitucionalidades sumadas
desde el 8 de diciembre de 2012, última vez que se vio vivo al ahora difunto.
No cuestionó el misterio, aún sin revelar, de su enfermedad y muerte. Llevó a
votar en las condiciones más adversas. Denuncia el fraude. Luego retrocede. Da
esta excusa: “no convocamos a la calle porque habrá muertos.” Entonces ni
rebelión, ni abstención desestabilizadora, ni protestas en la calle. Sólo
diálogo, negociación, entreguismo, votar para perder.
A la pregunta: ¿para quién trabaja la MUD?, sólo hay una
respuesta: para la tiranía comunista, para mayor vergüenza títere de Cuba. Es
el instrumento colaboracionista de la tiranía, encargada de arriar a los
electores como borregos al matadero electoral, un callejón sin salida.
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Ya está en las librerías el libro: CHÁVEZ Y LA PERVERSIÓN
DEL EJÉRCITO, tesis doctoral de mi hijo, Vladimir Petit Medina, que mereció del
jurado el veredicto: “excelente y publicación.” Me ahorran el elogio
interesado, de padre orgulloso, el comentario del catedrático Dr. Demetrio
Boersner: “un trabajo excepcional para la cabal comprensión de lo que ha
sucedido todos estos años.” Y del Dr. Fernando Falcón, Coordinador del
Doctorado en Ciencias Políticas-UCV: “Lo que retrata y analiza Petit fue lo que
efectivamente pasó…un trabajo histórico en el cual, con herramientas
gerenciales, llega a conclusiones verdaderas.”